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El 'factor Puigdemont' irrumpe en la negociación entre el PSOE y Esquerra

Si el Tribunal de Justicia de la UE reconoce su inmunidad como eurodiputado el día 19, las elecciones en Cataluña podrían precipitarse.

Carles Puigdemont en Berlín.
Carles Puigdemont en Berlín.
Hannibal Hanschke/Reuters

El independentismo tiene una nueva fecha del calendario marcada en rojo. El 19 de diciembre, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea se pronunciará sobre la inmunidad de Oriol Junqueras. El tribunal de Luxemburgo deberá ratificar o no la posición del abogado general, que considera que el líder de ERC es eurodiputado desde la proclamación de los resultados de las elecciones europeas. Si falla a favor del exvicepresidente de la Generalitat, debería hacerlo con posterioridad también en favor de Carles Puigdemont y Toni Comín y se abriría un nuevo foco de conflicto entre las instituciones catalanas y las del Estado. Y como consecuencia, la Justicia europea le daría una segunda vida a Puigdemont, según apuntan fuentes independentistas.

Todos pendientes del fallo de Luxemburgo. Porque puede tener efectos en varias direcciones. En clave catalana, Puigdemont puede venirse arriba y precipitar el adelanto electoral, si ve que puede presentarse con el cartel de que ha sido capaz de derrotar a España en los tribunales europeos y puede al fin presumir de que la vía de la huida a Bruselas, la que eligió hace dos años tras declarar la independencia, fue la buena para mantener el desafío contra el Estado, en contra de la decisión de los que prefirieron quedarse en casa por «responsabilidad», como dijo Oriol Junqueras, y asumir las consecuencias penales.

En Esquerra llevan meses apretando a Quim Torra para que convoque elecciones, pero temen que una vez más Puigdemont, que está a la espera de una nueva euroorden de extradición, les deje con la miel en los labios. Todo puede cambiar a partir de la decisión de la corte de Luxemburgo, pues como apuntan desde el secesionismo lo que se entiende por el 'procés' se quedó sin guión desde octubre de 2017 y desde entonces se reescribe casi cada día que pasa.

Puigdemont sigue siendo el mejor activo electoral de JxCat. Esquerra ha ganado todas las últimas elecciones a los postconvergentes, salvo las dos en las que concurrió el expresidente: las catalanas del 21-D y las europeas de mayo de este año. El exalcalde de Gerona lleva meses en el limbo político, moviendo los hilos desde Waterloo, sin un cargo oficial, y si fuera reconocida su condición de europarlamentario y su inmunidad y por tanto no pudiera ser procesado sin la autorización de la Eurocámara, podría incluso viajar a España, según han apuntado algunos juristas.

JxCat lleva meses soñando con su investidura. Lo intentó en enero del año pasado a distancia, pero Roger Torrent lo frustró porque no quería correr riesgos penales. Si sus asesores jurídicos le aconsejan que puede volver a Cataluña, JxCat podría plantear una nueva investidura, aprovechando la más que probable inhabilitación de Quim Torra. La otra opción será convocar elecciones. Se ha especulado hasta con que podría instalarse en Perpiñán.

La clave catalana se cruza con la española. Si Puigdemont ordena a Quim Torra, que está cerca de conocer si es inhabilitado por desobediencia, que apriete el botón rojo de las elecciones, a Esquerra se le complica el panorama. Con un Puigdemont «reinventado» y «reactivado», según apuntan desde el independentismo, ERC va a encontrar muchas dificultades para presentarse a unas elecciones con la mochila de que se está bajando los pantalones ante el PSOE para investir a Pedro Sánchez. Por ello, Esquerra no tiene prisa con los socialistas y no puede dar sus trece diputados gratis como hizo en el mes de julio.

Temores

El coste electoral el 10-N ya se empezó a notar: perdió dos escaños y 150.000 votos. Salieron beneficiadas las posiciones más radicales de JxCat y la CUP. El PSOE y ERC vuelven a reunirse mañana. Los republicanos valoran que en las dos reuniones anteriores los socialistas reconocieran que hay un conflicto político en Cataluña y que se ha de activar una vía política para resolverlo. Esa vía política, «debe ser una mesa de negociación donde puedan sentarse Cataluña y España para encontrar una solución democrática y aparcar definitivamente la represión», apuntó hoy Marta Vilalta (ERC) en el diario Ara.

Esquerra está ante una decisión muy comprometida y en su consejo nacional del 21-D empezará a dar pistas. La semana arranca además con una reunión de JxCat en Waterloo, presidida por Quim Torra y Carles Puigdemont, a la que asistirán diputados del Parlament y del Congreso. Sobre la mesa, la investidura de Sánchez, a la que Torra y Puigdemont se oponen salvo movimiento mayúsculo de los socialistas. Los postconvergentes, aunque sus votos no son decisivos como los de Esquerra, también reclaman su cuota de protagonismo en la negociación. Para encarecerla y torpedearla. JxCat tiene que empezar además a resolver algunas cuestiones internas, pensando en la próxima cita electoral catalana.

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