elecciones generales

El PP celebra una subida empañada por Vox

Casado se compromete a ejercer su «responsabilidad y alternativa» sin despejar pactos poselectorales.

El líder del PP, Pablo Casado, saluda a sus simpatizantes en el exterior de la sede del partido en Madrid.
El líder del PP, Pablo Casado, saluda a sus simpatizantes en el exterior de la sede del partido en Madrid.
EFE / Chema Moya

Aunque es innegable que el PP recuperó en la noche del domingo parte de la representación perdida en el hundimiento de abril, también lo es que el avance de Vox mermó el potencial de crecimiento de los populares. Los 22 escaños que suma Pablo Casado a su grupo en el Congreso, dejan al partido en 88 diputados. Un progreso considerable que, sin embargo, queda lejos de las mayorías de antaño y no permite a los conservadores rondar la barrera psicológica de los 100 representantes. El capítulo que se abre este lunes determinará qué papel desea ejercer la formación en la gobernabilidad del país.

Todas las puertas quedaron este domingo abiertas. Cuando Casado salió a saludar a los simpatizantes en el escenario exterior de la calle Génova, empleó una calculada ambigüedad. ¿Contempla una abstención negociada para facilitar la investidura del actual presidente en funciones? «Vamos a ser muy exigentes con el PSOE, a ver qué plantea Pedro Sánchez. Y después, ejerceremos nuestra responsabilidad porque España no puede seguir más tiempo bloqueada», dijo. Poco después, sin embargo, habló de la incompatibilidad con el proyecto socialista y pareció barajar su propia candidatura cuando se comprometió a «ejercer», además, su «alternativa».

Habría sido extraño un camino desbrozado la misma noche electoral. Sea lo que sea lo que tengan en mente, en el PP pasan ahora a presionar a Sánchez, a quien responsabilizan de una repetición electoral que deja a ambos bloques sin poder sumar mayorías suficientes y pendientes, de nuevo, de tender puentes entre partidos. Casado animó al secretario general del PSOE a «valorar» su futuro. Su número dos, Teodoro García Egea, fue más allá. Compareció cerradas las urnas y advirtió: «De confirmarse la caída en escaños, Pedro Sánchez debería empezar a pensar en marcharse». En no presentarse a la investidura.

El pulso de Abascal

El escrutinio, por otro lado, puso de manifiesto durante la noche la pugna entre PP y Vox tras el derrumbe de Ciudadanos. Los populares, que se habían propuesto con un giro estratégico hacia el centro derecha atraer al electorado que el 28-A aupó a Albert Rivera a los 57 escaños, vieron colmada su expectativa en ese flanco, pero tuvieron que hacer frente a un Santiago Abascal en ascenso que plantó batalla en territorios como la Región de Murcia -primera fuerza política- y Andalucía.

En varias circunscripciones andaluzas, el PP no logró mantener su hegemonía en la derecha. Se vio superado por Vox en número de papeletas en provincias como Almería, Cádiz, Huelva o Sevilla. En la región de Murcia, territorio del secretario general, García Egea, también sufrió el 'sorpasso' en votos. El partido aguantó el pulso, sin embargo, en Castilla y León. En Valladolid o Palencia, cuna de Pablo Casado, el retroceso de Ciudadanos lo aprovecharon los populares. La extrema derecha se llevó, eso sí, el tercer escaño en liza en Ávila, Zamora y Segovia.

El Partido Popular ha aumentado 21 escaños con respecto a los comicios de abril

Uno de los territorios en los que más fortaleza mostró el PP fue en Galicia con Alberto Núñez Feijóo. Con un escaño más que el 28-A, los populares gallegos tendrán diez diputados en la Cámara baja. Allí ni Vox, que había reconocido en la campaña la dificultad de penetración en ese espacio, ni Ciudadanos consiguieron representación.

El panorama fue bien distinto en el País Vasco, donde los populares no lograron el escaño de Álava, al que aspiraba Mari Mar Blanco, ni el de Vizcaya. Vuelven a quedarse sin representación. En Cataluña sí sumaron, en cambio, un parlamentario. Además de Cayetana Álvarez de Toledo, María de los Llanos de Luna se sentará en el Congreso. En Girona y Tarragona, los votos no fueron suficientes y, en ambas provincias, Vox superó en papeletas al PP, aunque tampoco consiguió diputados en esas circunscripciones.

Casado se dio el domingo por la noche por satisfecho con haber ganado alrededor de 600.000 votos. «Este partido -añadió- siempre resurge». No se refirió a que ahora es Abascal quien ejerce de segundo en la derecha.

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