Sánchez reafirma su rechazo a la gran coalición con el PP para frenar a Iglesias

El líder socialista intenta evitar que el electorado indeciso de la izquierda se decante por Podemos. El líder de UP replica que aun así no se fía de su insiste en un Ejecutivo conjunto con su partido. "Ojo con proclamarse ganador, a ver si no va a llevarse una sorpresa" avisa el dirigente morado.

Pedro Sánchez este viernes en Pamplona
Pedro Sánchez este viernes en Pamplona
Efe

No una, mil veces ha reiterado Pedro Sánchez durante la precampaña que las advertencias de Pablo Iglesias sobre sus intenciones de pactar con el PP y la Ciudadanos tras las elecciones del 10 de noviembre no eran más que un "trampantojo", pero de nada le ha servido. El secretario general del PSOE intentó ayer ser más preciso y, para acabar con las dudas que, según apuntan los sondeos, le están impidiendo conjurar el riesgo de un trasvase de votos hacia su izquierda optó por la negativa directa: "No habrá gran coalición con el PP", dijo durante un acto en Vitoria.

La última encuesta de GAD3 para ABC sugería una caída de ocho escaños en dos semanas para el partido gubernamental y la de Sociométrica para 'El Español' que el 22% de los votantes socialistas y el 25% de los de Unidas Podemos se declaran indecisos o abstencionistas. Así que a ellos iba dirigido el mensaje.

En realidad, la opción de la gran coalición no ha estado nunca sobre la mesa del PSOE. Lo que sí contemplan los socialistas como un escenario posible es una suerte de "abstención patriótica" del PP que permita a Pedro Sánchez superar la investidura para gobernar en solitario sin necesidad de someterse a una complicada negociación con un Podemos que, al menos por ahora, no parece dispuesto a renunciar a compartir el Consejo de Ministros, y sin volver a asumir el estigma de una deuda pendiente con el secesionismo. Eso, y el hecho obvio de que también intenta pescar en el caladero Ciudadanos, es lo que ha permitido a Iglesias alentar sospechas de un cambio de orientación ideológica del presidente del Gobierno en funciones.

Sánchez sostiene que, una vez ratificado en el cargo, su intención es pactar con los progresistas las políticas económicas y sociales mientras busca con la derecha pactos de Estado en materias que afecten, por ejemplo, a la soberanía nacional. Aún así, ayer se mostró consciente de que algo en su mensaje está fallando. "Voy a lanzarle a él y a todos los votantes progresistas de España un compromiso: no vamos a hacer ninguna gran coalición con el PP -insistió dirigiéndose a Iglesias-; no vamos a pactar un Gobierno con quien lo que ha hecho es pactar con la ultraderecha que banaliza la violencia de género, la igualdad y la historia democrática de este país".

Apuntalado el mensaje, el líder del PSOE aprovechó a su vez para devolver la pelota al secretario general de Podemos. "Yo ya he respondido, ahora hágalo usted: ¿Va a continuar bloqueando la formación del único gobierno posible junto con la derecha y la ultraderecha, sí o no? Los votantes progresistas de este país -inquirió- se merecen tener una respuesta clara". La demanda supone en cierto modo la asunción de un fracaso. El juego de las culpas marcó buena parte del mes de agosto y casi todo el de septiembre, pero, a estas alturas de la campaña, los estrategas de la Moncloa confiaban en poder prescindir de él y no ha sido así. Ni mucho menos.

"Me fío lo que me fío"

El caso es que si Sánchez pensaba que con su intervención y su tono solemne iba a zanjar de una vez por todas las críticas de su rival en la izquierda, se equivocó. Iglesias, que pide el voto bajo la premisa de que sólo él puede evitar que los socialistas se escoren a la derecha, tardó poco en replicar que no concede credibilidad al presidente del Gobierno en funciones. "Me fío hasta donde me fío", dijo hoy en un acto en Baleareas durante el que enumeró las promesas que, según su relato, ha incumplido hasta ahora con él, desde la coalición de Gobierno hasta la intervención del mercado del alquiler o la publicación de la lista de amnistiados fiscales y la derogación de la reforma laboral.

A la pregunta del socialista, además, respondió con cierto desdén. "Lo primero, la gente no ha votado todavía; mucho ojo con proclamarse ganador, a ver si no se va a llevar alguno alguna sorpresa. Y lo segundo, a nosotros nos van a votar millones de personas que merecen respeto. Mucha gente progresista, sí, y que tienen derecho que su voto se pueda expresar en forma de Gobierno", avisó. "Cuando alguien no aspira ni de lejos a tener mayoría absoluta, decir que en exclusiva puede tener todos los sillones y se puede autodenominar gobierno progresista es faltar al respeto a los ciudadanos", recriminó también.

Iglesias aprovechó igualmente para recordar que en la comunidad en la que se encontraba hay un ejecutivo de coalición con su partido. "Cuando Podemos llega al Gobierno no pasa nada -corroboró Juan Pedro Yllanes, vicepresidente del Gobierno balear-. Se lo digo a Sánchez para que duerma muy tranquilo".

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