Podemos La Rioja, un enredo interminable

La dirección nacional disuelve la gestora que protagonizó una rocambolesca investidura y una confusa entrada en el Gobierno regional.

Foto de archivo de Raquel Romero
Foto de archivo de Raquel Romero
Efe

A mediados los 80, alcanzó cierta popularidad una serie de TVE que se titulaba 'Enredo'. El actor Billy Crystal, entonces un desconocido, protagonizaba las escenas más marcianas, una continua hilación de gags, a cual más delirante. La suma generaba una especie de tiovivo eterno, donde la acción avanzaba formando un barullo imposible de descifrar. Un laberinto para iniciados, un disparate. Parecido a Podemos La Rioja.

Los morados llegan a las instituciones riojanas, como en el resto de España, surfeando la ola del 15M. De las acampadas callejeras al Parlamento regional y los ayuntamientos, donde sus líderes, nada más alcanzar los escaños, empezaron a despeñarse en medio de conflictos internos y externos. En apenas meses dispuso de tres portavoces en el Legislativo regional, entre denuncias cruzadas entre las almas del partido de acoso, persecución laboral y hostigamientos. Las querellas intestinas desembocaron en los tribunales donde hubo pronunciamientos de toda índole en favor tanto del sector oficial como del crítico. Con una particularidad, la foto de sus disputas era una imagen en movimiento, con trasvases continuos de dirigentes de un sector al otro. Los aliados de hoy son los enemigos de ayer. Y viceversa. Imposible seguir el hilo.

Los protagonistas del enredo llegaron al final de la pasada legislatura noqueados, como sus siglas. Los electores castigaron su división, penalizaron los errores estratégicos y dañaron las aspiraciones de sus candidatos, elegidos en medio de un conflicto que salpicó a su dirección nacional. Desde Madrid, se impuso al frente del partido a una gestora, que ha menguado día a día hasta acabar prácticamente en manos de los guardianes de la ortodoxia. Kiko Garrido, su pareja Nazaret Martín, y unos pocos afines que, según la facción rebelde, tienen secuestrado el partido. El retroceso en las elecciones del 26 de mayo fue inevitable, de cuatro diputados en el Parlamento regional, Podemos se queda con dos a pesar de que concurría en coalición con Izquierda Unida. 

Alarmada por las extravagancias riojanas, la dirección nacional puso al frente de la candidatura regional a la periodista Raquel Romero, residente dese hace años en Berlín y ajena a la realidad riojana. Tras el descalabro y para recomponer los restos del naufragio parecía inevitable la alianza con el ganador PSOE y acabar con 24 años del PP en el poder. Pero la tendencia al lío de los actores de este enredo ya hacía presagiar días tormentosos.

La recién aterrizada obtuvo uno de los dos parlamentarios, el otro fue para IU, pero en vísperas de nombrar presidenta a la socialista Concha Andreu, retiró su apoyo y aconsejada por unos misteriosos asesores manchegos, impidió la primera investidura y humilló al PSOE hasta conseguir su ansiada cartera en el Gobierno. 

Entretanto, protagonizó con sus compañeros otro vodevil. La gestora, que propuso como consejera a Martín, que tuvo que renunciar por el veto socialista (tiene causas pendientes ante la justicia), optó luego por otra aspirante pero acabó por incar la rodilla. Romero se salió con la suya y este viernes tomó posesión desafiando la amenaza de sus antiguos compañeros de romper los acuerdos con el PSOE tanto en el Parlamento como en los ayuntamientos. 

Cuando la pantalla se funde a negro y suena la tonada de aquella serie, 'Enredo', desde Madrid llega el anuncio que pone momentáneo fin al esperpento: la gestora ha quedado disuelta.

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