Los tiempos cambian

Los miembros de La Manada salen de los juzgados de Sevilla.
Los miembros de La Manada, con El Prenda en cabeza, salen de los juzgados de Sevilla.
Efe

Millones de españoles nos hemos llevado un alegrón con la ampliación de la condena para la Manada. Que vayan a pasar 15 años en la cárcel en lugar de los nueve a los que fueron condenados en Navarra disuelve un poco esa sensación agridulce que dejó la primera sentencia y que hizo que muchos nos preguntásemos si las cosas se habían hecho bien en el juicio.

Y esto no es un reproche a la Justicia española, pero asumo que las leyes son interpretables y que la mirada de un juez u otro puede suponer que un mismo delito termine con condenas muy diferentes.

Por eso, la decisión del Supremo me reafirma en mi convencimiento de que nuestro sistema judicial es estupendo, por mucho que algunas voces hayan sugerido que la sentencia respondió a las presiones feministas que exigían una pena mayor.

Mal irían las cosas si fuera la ira ciudadana la que condicionara las decisiones de los jueces. Quiero creer que estos se basan en el mero cumplimiento de la ley. Y nada más.

Otra cosa es que las sociedades cambian y también las sensibilidades hacia determinados temas. Por eso, me ha gustado especialmente ese añadido del Supremo, que abronca a las defensas por no haber articulado mejor su acusación, que podía haber disparado la petición de penas hasta los 150 años.

Ese error demuestra que ni siquiera los abogados defensores terminan de entender la gravedad de estos delitos. Que el Supremo lo destaque, me dice que esa sensibilidad avanza y que quienes ocupan los máximos estamentos de la judicatura son conscientes de que las cosas deben cambiar. Vamos por buen camino.

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