Juicio del 'procés'

La mirada del fiscal

Por primera vez en 50 sesiones de juicio Javier Zaragoza se ha dirigido, mirada fija, a los acusados, los mismos a quienes considera responsables de un "golpe de Estado" en Cataluña.

.- Imagen tomada de la señal institucional del Tribunal Supremo, del fiscal Javier Zaragoza, que ha responsabilizado este martes a los acusados en el juicio del "procés" de protagonizar "un golpe de Estado" entre marzo de 2015 y octubre de 2017, y ha subrayado la "violencia" a lo largo de ese último mes "insurreccional".
.Imagen tomada de la señal institucional del Supremo, del fiscal Javier Zaragoza, que ha responsabilizado este martes a los acusados en el juicio del "procés" de protagonizar "un golpe de Estado".
Efe

Ha sido de repente. Tras casi una hora de exposición, el fiscal Javier Zaragoza ha girado la cabeza. Por primera vez en 50 sesiones de juicio se ha dirigido, mirada fija, a los acusados, los mismos a quienes considera responsables de un "golpe de Estado" en Cataluña.

"No les pido que renuncien a sus convicciones". Cabeza gacha para permitir a sus ojos rebasar las gafas de cristal estrecho, apoyadas en la nariz, ha continuado: "Lo que sí les pido, y yo creo que les exijo, es que respeten las leyes, la convivencia y los derechos de los demás".

El golpe de efecto, de esos de respiración contenida, ha puesto punto y final al comienzo del alegato de los cuatro fiscales del Supremo que este martes se han encargado de resumir la mirada del ministerio público, una empresa que han concluido con éxito para compensar otras jornadas menos acertadas de la Fiscalía.

Los cuatro han salido a dejar claro el cristal con el que ven el "procés": Javier Zaragoza y su visión del papel de Oriol Junqueras, Jaime Moreno y su mirada de la violencia en Cataluña, Consuelo Madrigal con los ojos puestos en la malversación y un técnico Fidel Cadena dando luz al delito de rebelión versus sedición.

Lo han hecho en una sala repleta este martes de familiares, periodistas y un variopinto público que se ha mantenido callada durante las cuatro horas de alegato.

Doscientos cuarenta minutos en los que el presidente del tribunal, Manuel Marchena, solo ha intervenido en tres ocasiones para cortar unos murmullos aislados cuando Cadena se ha referido al 23-F y para recordar a los puntualísimos fiscales que solo les quedaban diez minutos más para hablar.

Zaragoza, el primero en hablar y el que más ha destacado a lo largo del juicio, ha hecho uso de su habitual prosa contundente para recordar el "monólogo" que les "regaló" Junqueras cuando el 14 de febrero predicó ante el tribunal su pacifismo y voluntad de dialogar, en un "ejercicio de cinismo sin precedentes".

En Cataluña "los que están sufriendo y padeciendo estoicamente", ha dicho, son los que defienden la Constitución, frente a unos acusados que protagonizaron un "golpe de Estado" y sumieron a Cataluña en un "estado de sitio de facto".

Para Zaragoza, "excepcional fue todo" lo que ocurrió durante el "procés", pero los acusados lo enmarcan en "una ficción, un mal sueño" en su empeño en negar los hechos ante el Supremo.

Sus duras palabras no han conseguido sacar a un inmutable Junqueras de su estado de aparente relajación, cabeza gacha, al móvil o tomando notas. Sí a Forn, uno de los miembros del particular "sanedrín" y del "Estado Mayor" que, según Zaragoza, montaron los líderes independentistas.

Sentado detrás de los abogados, el exconseller se giraba a izquierda y derecha hacia Raül Romeva y Jordi Sànchez y se reía del "plan de los Mossos" que, según Zaragoza, montó para permitir el 1-O.

Al fiscal Moreno le ha tocado defender la violencia del "procés", que adoptó tres formas: destrozos a cosas, intimidación con amenazas a policías y guardias civiles y agresiones físicas el 1-O, tanto a los agentes como a los votantes, estos últimos convertidos en víctimas del engaño de los políticos.

Los Mossos jugaron un papel esencial y Moreno ha recordado al testigo que para la Fiscalía arroja más luz sobre este tema:

-¿Qué estás haciendo? Esto no es lo que hemos acordado.

Estas fueron las palabras que, según un jefe de los antidisturbios de la policía autonómica, le dijo Jordi Sànchez cuando lo vio aparecer presto a disolver la concentración frente a la Conselleria de Economía el 20 de septiembre.

La tercera en intervenir, Madrigal, la más pausada, ha abordado el dinero público usado para el referéndum repartiendo críticas al "cortijo" que tenían y tienen montado en Cataluña, cuya "evidencia escandalosa" es el hecho de que la Generalitat no esté personada en el juicio para reclamar lo suyo.

En sus palabras y las de sus compañeros fiscales, "pisotearon", "intentaron liquidar", "horadaron", "vejaron" y "humillaron" la Constitución Española para convencer de que "lo antidemocrático era defender la Constitución".

A la mirada indignada de Forn, la gacha de Junqueras, la chispeante de un Jordi Cuixart que no decae, la de zorro astuto de Zaragoza, la contundente de Moreno y la tranquila de Madrigal, le ha seguido la técnica del último de los fiscales, Fidel Cadena.

Ha sido él quien ha conseguido atraer con más fuerza la atención de los cinco magistrados, que alargaban los cuellos para entender las diferencias entre rebelión y sedición hacia un ilustrativo fiscal armado de sentencias del propio Supremo y de Estrasburgo.

La rebelión atenta "a los cimientos del Estado de Derecho" mientras que la sedición tan solo "a la tranquilidad pública". En Cataluña, según Cadena, se puso en riesgo "la democracia" misma. "Aquí hay un levantamiento, una insurrección contra los cimientos del estado democrático".

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