Feas, a mucha honra

Jorge Buxadé será diputado de Vox en el Parlamento Europeo
Jorge Buxadé será diputado de Vox en el Parlamento Europeo
Ángel/Díaz/Efe

La política debería ser el arte de atender a las necesidades del país. Pero a veces, demasiadas, se convierte en otra cosa. Ha pasado estos días, al calor de la campaña electoral, cuando un candidato de Vox llamó feas a las feministas.

A partir de ahí, el asunto se fue hinchando, sobre todo en las redes sociales, con una avalancha de respuestas muy enfadadas que se resumen en un "más feo eres tú".

Y feo, lo que se dice feo, es el panorama que retrata ese intercambio de insultos. Porque llamar feo a alguien tiene sentido siempre que se tengan menos de diez años. A partir de ahí hay que empezar a sofisticar el improperio, o se corre el riesgo de que el debate se quede al nivel intelectual de un recreo de párvulos.

Y eso que, en esta pelea, Jorge Buxadé -el ínclito insultador de Vox- tiene todas las de perder. El hombre no es un Adonis, y aun así se lanzó a criticar el físico de millones de mujeres en todo el mundo. Ese "feas" le retrata, y no muy bien, porque desprende el tufo rancio, ancestral y machista de quien valora a las mujeres solo por su aspecto.

El ideario de Vox es tan dañino para la lucha feminista, supone un atraso tan enorme en la batalla por la igualdad y en los esfuerzos contra la violencia doméstica, que quedarse en la grosería de marras se me hace poco. No quiero ser como el señor Buxadé, quiero mirarle con desdén, ignorar sus berrinches infantiloides y trabajar cada día para frenar sus políticas e impedir que los derechos de las mujeres den un paso atrás. Eso, y no los insultos, es lo que de verdad debería preocuparnos. Firmado: una fea.

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