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La madre acusada del asesinato de su bebé de 18 meses en Sevilla dice que su expareja le confesó el crimen

Tanto la madre como su expareja están procesados por un delito de asesinato y dos de maltrato habitual en el ámbito familiar. La Fiscalía solicita una pena de 28 años y siete meses de prisión.

Comienza el juicio para la expareja acusada de asesinar a un bebé de 18 meses.
Comienza el juicio para la expareja acusada de asesinar a un bebé de 18 meses.
Efe

La Audiencia Provincial de Sevilla ha acogido este lunes la segunda sesión de la vista oral con jurado popular de la causa que enjuicia a una mujer y a su expareja acusados de asesinar al bebé de 18 meses de la primera en abril de 2016 en la capital hispalense. En esta sesión, ambos acusados han prestado declaración, y la madre del menor ha manifestado que su expareja le confesó que él "lo había hecho" en referencia a la muerte del pequeño.

Previamente, la representante de la Fiscalía ha explicado a los miembros del jurado, que acusa a ambos procesados de un delito de asesinato y de dos delitos de maltrato habitual en el ámbito familiar, que solicita para ellos una pena de 28 años y siete meses de prisión.

En este sentido, ha indicado que considera a los acusados como autores materiales de asesinato si bien ha especificado que la madre lo es en su condición de "garante" tras hacer "una dejación de funciones" en su obligación legal de evitar cualquier riesgo para la vida de su hijo. A ese postulado se ha adherido la acusación particular que ejerce la Junta de Andalucía, quien posee la tutela del otro hijo de la encausada.

De otra parte, la acusación particular que ejerce el padre biológico del menor, ha pedido la prisión permanente revisable para ambos acusados "al no tener claro" quien ha sido el autor material de los hechos.

Por su lado, la defensa del acusado ha sostenido que la muerte del menor podría ser "accidental" y que su representado no estaba en el lugar de los hechos a la hora que se produce las lesiones que conllevaron a la muerte según la pericial forense. Por ello, ha indicado que su cliente está siendo utilizado "cabeza de turco" para cargar con la culpabilidad de la muerte del menor. Esa misma línea de querer recalcar inocencia, se ha expresado la representante legal de la madre, quien ha apuntado que la acusada sólo quiere "saber que ha pasado con su hijo" y demostrar "que nunca ha maltratado" a sus hijos. 

"Eso no se le hace a un niño"

En su declaración, la acusada, que responde a las iniciales I.M.R.M. y que ha negado haber maltratado a sus hijos o haberles encerrado en una habitación con un pestillo o quemarles con un cigarrillo, se ha referido a la presencia de moratones en el cuerpo de sus hijos como fruto de heridas de "jugar" y "caerse" considerando esto como "lo normal en niños que son nerviosos".

Así, preguntada por la fiscal por unas lesiones que presentaba su hijo pequeño que fueron detectadas en la guardería, ha señalado que fueron consecuencias de una caída que sufrió el menor tras caerse cuando le estaban amarrando a la silla de seguridad del coche. En esa línea, ha indicado que "nunca" ha visto al otro acusado maltratar a sus hijos y que "en ese caso, nunca lo hubiera consentido".

Con respecto al día de los hechos, I.M.R.M. ha señalado que sobre las 19.00, su hijo pequeño estaba "lloriqueando porque tenía sueño" y que su expareja fue a acostarlo en la cuna mientras ella le daba de merendar a su hijo mayor. Así, ha añadido que dejó de escuchar llorar a su bebé y que su expareja le dijo que se había quedado dormido.

De esta manera, la acusada ha continuado su declaración indicando que su expareja se fue "a ponerle una mosquitera a una cliente" y que ella se quedó en el salón y que "de vez en cuando" iba a ver a su pequeño asomándose a la habitación donde lo veía "dormido y tranquilo" en su cuna. Posteriormente, ha manifestado que llegó el acusado y que tras cenar y acostar a su hijo mayor, se fue a despertar a su bebé para darle de comer, mientras que su expareja fue a comprar unas bebidas, y entonces vio que "no reaccionaba".

Así, ha apuntado que llamó al otro acusado y se fueron con el menor al hospital donde le certificaron su muerte. Tras esto, ha indicado que su expareja le pidió que siempre declarara que fueron "los dos juntos" quienes acosaron al bebé, y que, en una ocasión "tras preguntarle insistentemente" si había visto algo raro tras acostar al bebé le dijo que "lo había hecho" y que después se desdijo. "Eso no se le hace a un niño", ha apostillado I.M.R.M. al referirse al suceso. 

Niega haber acostado al bebé 

Por su parte, el otro acusado, que responde a las iniciales E.T.R., niega haber acostado al menor el día de los hechos y asegura que cuando salió a la calle, el bebé estaba jugando con su hermano y a su vuelta al domicilio, éste estaba ya acostado en la cuna.

Asimismo, ha subrayado que "nunca" ha maltratado a nadie ni ha visto a la otra acusada pegar a sus hijos, "sólo" reprenderles y reñirles. En ese aspecto, ha indicado que sus hijos, fruto de una relación anterior, y que venían a visitarle dos o tres veces por semana, que reconocieron en fase de instrucción que su padre maltrataba a los hijos de I.M.R.M., "mienten por celos".

Igualmente, ha negado haberle reconocido a la otra acusada que fue autor de los hechos y que "fue ella" quien le pidió que dijeran que "la habían acostado juntos" al bebé. En ese aspecto, ha indicado que tras la declaración de la policía, I.M.R.M. le increpó que le hubiera culpado a ella de la muerte del menor a lo que ha manifestado que le respondió "tu sabrás que haces con tus hijos".

Testigos señalan que presentaba moratones 

Una vez terminadas las declaraciones de los acusados, ha comenzado la parte testifical, en la que una vecina ha señalado que vio a la acusada "zarandear" a su hijo mayor en la calle y que una vez le escuchó "llorar" y decir "mamá, abre, está oscuro". De otra parte, una conocida de los acusados ha declarado que I.M.R.M., en una ocasión, "sacó del carrito de malos modos" a su hijo menor, y que en su casa, a veces "lo dejaba llorar en su cuna sin prestarle atención".

Por otra parte, han testificado la directora y una trabajadora de la guardería a la que asistía el bebé, quienes han señalado que les "llamó la atención" que el menor presentara "moratones en varios lados del cuerpo y en distintas partes como la cara, las nalgas o los muslos" y que al preguntarle a la madre ella les dijo que se calló al montarle en una sillita de seguridad y "la creyeron". Además, la trabajadora ha señalado que tras ese hecho "puntual", el menor cambió su actitud "radicalmente" y de pasar a ser un "niño muy bueno" a "tirarse de los pelos y darse cabezazos" cuando se enfadaba.

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