Elecciones Generales

Los indecisos, la movilización del electorado y el voto útil serán las claves de esta campaña

PSOE y PP también se juegan en estas elecciones lograr la mayoría absoluta en el Senado. Cs pugna por ser la tercera fuerza y Podemos, por ser el eje para un pacto con los socialistas. Vox es el partido que más se está beneficiado de la guerra entre los bloques ideológicos.

Los principales candidatos a la presidencia del Gobierno de España hace semanas que tienen claros sus objetivos prioritarios y marcadas sus estrategias de campaña. Pero mientras que el socialista Pedro Sánchez está imponiendo su ritmo y el contenido del debate en el ámbito de la izquierda y entre los propios independentistas y nacionalistas, el líder de los populares, Pablo Casado, aún está intentando salir del enredo en el que ha caído por seguir el discurso de Vox. En este arranque de campaña, Casado ha generado alarma en sus propias filas por la radicalización de sus palabras y sus ataques a los socialistas.

Tanto Sánchez como Casado tienen claro que su suerte dependerá de dos factores fundamentales: movilizar a su electorado y lograr que cale el mensaje del voto útil para decantar de su parte a los indecisos, que en el arranque de campaña son casi un 40%, el porcentaje más alto de las últimas décadas. De inicio, lo tiene más fácil Pedro Sánchez, porque el PSOE está recuperando parte del electorado que en 2016 optó por Unidas Podemos. Y porque Pablo Casado están enfrascado en una lucha directa por el voto con Rivera y Abascal.

Asimismo, PP y PSOE pugna por hacerse con la mayoría absoluta del Senado, una de las claves para poder negociar pactos de gobierno para la próxima legislatura. Todo indica que los socialistas lograrán dar la vuelta a lo ocurrido en las elecciones de junio de 2016 y obtener el control de la Cámara Alta.

En este sentido, las dos formaciones mayoritarias tienen como prioridades las circunscripciones provinciales con siete o menos escaños, entre ellas Zaragoza, y fundamentalmente las de menos de cinco diputados, como son los casos de Huesca y Teruel. Es en estas provincias donde PSOE y PP se jugarán la capacidad de sumar para gobernar y de dominar el Senado (se eligen en listas abiertas cuatro senadores por circunscripción), pero también de marcar distancias entre ellos y con sus competidores para la hegemonía de la izquierda y la derecha.

En este guerra de bloques, Vox es el mas beneficiado, mientras que Unidas Podemos es el más perjudicado, muy por encima de Ciudadanos que ha perdido expectativas, pese a que los datos señalan que mejorará cualitativa y cuantitativamente sus resultados de hace cuatro años. Otra cosa es que sea determinante, papel por el que pugna con Podemos de cara a una posible alianza con los socialistas que nadie descarta, aunque Albert Rivera y la ejecutiva naranja la hayan rechazado desde la precampaña.

Por contra, Vox sí que aspira a ser el eje de un pacto de gobierno con PP y Cs, al igual que el de Andalucía y a pesar de las descalificaciones cruzadas entre Santiago Abascal y Rivera. Una de las cuestiones a dilucidar tras la campaña electoral es si Cs mantendrá su rechazo a pactar con el PSOE si las tres formaciones de la derecha no suman escaños para poder optar a la Moncloa.

Y también está por aclarar si Ciudadanos apoyaría un ejecutivo en el que estuviera también Vox y si optaría por la abstención en el caso de que PSOE y Podemos tengan mayoría suficiente para formar gobierno sin contar con los independentistas catalanes ni con el PNV.

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