Cataluña

Continúa el juicio del procés: "Los Mossos tenían orden de no colaborar para impedir el referéndum"

Castellví le confesó su preocupación y él le replicó que debía hablar con "su consejero", Forn, porque ya "sabía lo que tenía que hacer"

Santi Vila, Meritxel Borrás, Carles Mundo, Jordi Cuixart, Josep Rull y Jordi Turull, acusados en el juicio del Procés
Los acusados en el juicio del Procés, este martes, mientras continúan las declaraciones de mandos policiales
Efe

Este martes continúa el juicio del Procés con las declaraciones de los mandos policiales que intervinieron en el operativo para tratar de evitar el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.

El comisario-jefe de la brigada de información de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña, Manuel Quintela, ha relatado los incidentes que se produjeron ese día entre agentes y manifestantes en los centros de votación y también ha especificado algunas actuaciones llevadas a cabo por los Mossos y dirigidas, según su percepción, a "obstaculizar" la labor que tenían encomendada de impedir el referéndum. En general, ha dicho, la policía autonómica "tenía instrucciones de no colaborar".

En concreto, ha contado al tribunal, en su declaración como testigo, que la actitud de los Mossos ese día fue "pasiva en la mayoría de los casos" mientras los policías nacionales trataban de cumplir la orden judicial de impedir la celebración del referéndum ilegal.

"Hubo casos con nosotros y Guardia Civil de obstaculización, pero en la mayoría de casos fue de pasividad. Tenían instrucciones de que se apartaran, de no colaborar. Siento hacer estas declaraciones, pero he prometido decir la verdad. En los Mossos hay muchos compañeros que hubiesen querido colaborar, hay muchos profesionales y tengo buena relación con algunos de ellos, pero la verdad es esa", ha afirmado.

El jefe policial se ha extendido bastante en este punto, siempre en respuesta a preguntas del fiscal Javier Zaragoza, quien ha querido que el testigo relatara algún incidente en concreto que reflejara esa actitud de pasividad o de obstaculización por parte de la policía autonómica catalana de la que hablaba. 

Así, ha mencionado dos incidentes: uno de ellos en la escuela Pía de Barcelona, donde un mosso responsable del operativo en ese centro "trató de impedir la entrada" de los agentes de la Policía Nacional poniendo los brazos en cruz y gritándoles "dejadlos votar"; mientras que en Sant Feliu de Llobregat un intendente ordenó a sus subordinados que dejaran de apartar manifestantes y se dirigió a éstos mientras les hacía el saludo reglamentario del cuerpo.

Posteriormente, y a preguntas de la acusación popular de Vox, el comisario ha resumido que los Mossos ejercieron una "obstrucción directa" para cumplir el mandato judicial de impedir el referéndum en tres centros, lo que llevó a un "enfrentamiento" con los policías nacionales, si bien ha querido dejar claro una vez más que no fue una "actitud generalizada", ya que la pasividad fue el comportamiento más usual. 

Seguimiento a la Policía Nacional y la Guardia Civil

Pero no sólo ha hablado de obstrucción, sino que a primera hora de la mañana la Policía Nacional tuvo "acceso a un comunicado del centro de coordinación" de los Mossos en la que "se difundía una instrucción para que se comunicara cualquier movimiento de Policía y Guardia Civil". Y antes de eso ya hubo otros comunicados sobre los movimientos de sus unidades, y ha recordado también otro que "hablaba concretamente de movimiento en el barco de 'Piolín'".

El jefe policial ha explicado en su declaración que durante el 1-O los policías nacionales tuvieron que utilizar la fuerza en algunas ocasiones por la actitud "hostil" de las personas que se concentraban en los centros para votar, pero ha defendido que "la actuación general" se hizo con "medida y mesura", como "no puede ser de otra manera".

Según su relato, los policías vivieron incidentes con los concentrados "en la mayoría de los centros" donde actuaron. Uno de los más graves fue el colegio Ramón Llull de Barcelona, donde "costó mucho entrar" en el centro, pero "mucho más salir", momento en que los agentes sufrieron "todo tipo de agresiones, lanzamiento de objetos, golpes, patadas, lanzamiento de vallas metálicas...".

Pelotas de goma

Fue allí, al verse "rodeados y perseguidos" por los votantes, donde decidieron utilizar pelotas de goma, lo que "lamentablemente" provocó "daños" a "uno de los manifestantes hostiles", aunque también ha recordado que esa persona fue después identificada como "responsable de cinco agresiones directas a funcionarios" de la Policía.

En total, ha dicho Quintela, un total de 72 policías nacionales resultaron heridos el 1-O. En Lérida hubo actuaciones en centros "verdaderamente" complicadas; no en vano, en uno de ellos se registraron hasta diez agentes heridos. Y en otro, llamado Juan Carlos I y donde hubo cinco heridos, uno de los manifestantes sufrió un infarto y fue atendido por el responsable del dispositivo policial, que "paralizó toda su actuación para atenderle".

Y todo ello a pesar de que la labor de la Policía Nacional y la Guardia Civil era, en un principio, de mero "apoyo" a los Mossos d'Esquadra y que sólo tenían que actuar cuando éstos solicitaran su auxilio. Según su versión, la policía autonómica les envió un listado de 233 centros solicitando refuerzos, pero llegó "muchísimo después" de que comenzaran las actuaciones porque desde la Secretaría de Estado de Seguridad ya se había dado la orden de intervenir "tras contemplar la inacción de los mossos".

El comisario ha lamentado que cuando los policías nacionales llegaron a los colegios el 1-O ya estaban las mesas constituidas y algunas personas ya votando, lo que ha achacado a que los centros habían estado ocupados todo el fin de semana con la excusa de realizar todo tipo de actividades lúdicas -la fiesta de la música, chocolatadas de madrugada, fiesta de pijamas- pero con el verdadero objetivo de mantenerlos abiertos para la votación.

Y además, ha remarcado que en los días previos al referéndum los Mossos difundieron a través de los medios de comunicación los planes de actuación para el 1-O, de modo que se facilitó a la población una "información valiosísima" para saber cuándo y cómo iban a intervenir los agentes de la policía autonómica para tratar de cerrar los colegios.

Desmentido a Trapero

En este sentido, ha desmentido al mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero al asegurar que el cuerpo policial autonómico era muy "celoso" de esta labor y que eran ellos los que querían realizarla de manera exclusiva, por lo que consideraban que esta actuación les correspondía a ellos y no a policías nacionales y guardias civiles.

Sin embargo, ha lamentado que los binomios de los Mossos fueron claramente insuficientes para paralizar el referéndum debido a la cantidad de gente y de colegios. "Aquello estuvo perfectamente organizado por todo tipo de estamentos sociales", ha subrayado.

Aparte del 1-O, el comisario Quintela ha mencionado unos 80 actos de hostigamiento que sufrieron Policía Nacional y Guardia Civil entre el 19 de septiembre y el 27 de octubre, día de la declaración unilateral de independencia (DUI), aparte de otros 37 "ataques" a sedes y ayuntamientos gobernados por el PSC porque no habían cedido locales para el referéndum.

Javier Melero, abogado del exconsejero de Interior Joaquim Forn, ha tratado de desacreditar la labor de Policía Nacional y Guardia Civil tanto los días previos como el 1 de octubre, pero el testigo se ha defendido asegurando que en el referéndum el "clima de desconfianza" entre los cuerpos "iba 'in crecendo'" tras ver la "no actuación" de los Mossos.

En este sentido, y ante la insistencia del letrado sobre si trasladaron esta inquietud en las reuniones previas de coordinación, ha explicado que en la celebrada el 28 de septiembre se puso de manifiesto que la preocupación por el riesgo de violencia era "compartida", aunque los Mossos aseguraron que la jornada sería "pacífica".

Además, después de esta reunión mantuvo una conversación privada con el entonces jefe de Información de la policía catalana, Manel Castellví, en la que éste le confesó su intranquilidad por lo que podía suceder el 1-O, aunque esperaba que todo se desarrollase con normalidad. Según ha dicho, el testigo le sugirió que si quería que la cosa fuese "bien", debía hablar con "su consejero (Forn)" y decirle lo que tenía que hacer.

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