Por
  • David Serrano-Dolader

De texto los libros

librox
Libros de texto en una librería zaragozana.
Aránzazu Navarro

Tenemos un problema: nuestros hijos no saben pensar… porque los libros de texto con los que estudian no están diseñados para ello. Cubrir un programa, acumular conocimientos, repetir sin comprender, llenar huecos… En el colegio y en el instituto debe enseñarse a pensar y, como paso previo, a entender lo que se lee.

Ahora que no me oye, les diré que mi hijo saca muy buenas notas pero que, con mucha frecuencia, confiesa no entender ni lo que pone en el libro ni lo que él mismo ha escrito en el examen. ¿Me siento feliz como padre? ¡No! Me siento descorazonado y decepcionado. No quiero que mi hijo saque un 10, lo que quiero es que aprenda a reflexionar, a confrontar, a opinar, a madurar. Y, en esto, ciertamente muchos libros de texto son más un obstáculo que una ayuda.

Debemos exigir a maestros y profesores que se liberen un tanto (o un mucho) de los actuales libros de texto; y bastantes de ellos así lo hacen con un notable esfuerzo y una buena carga de paciencia y tiempo. Pero la madre de todos los males está en la caduca base pedagógica que ¿sustenta? la manera de plantear las cosas en esos libros: ¡detesto los libros de texto! Algo tan obvio y fácil de implementar como es potenciar la capacidad deductiva de los chicos (y no tan chicos) no se refleja, salvo excepcionales excepciones, en esos libros tan majos, tan interactivos ¡y tan pesados! que nos cuestan cientos de euros al comienzo de cada curso escolar.

Como diría el loco: quien a buen árbol se arrima, pocas palabras bastan.

David Serrano-Dolader es profesor de la Universidad de Zaragoza

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