Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

Del poder del centro al de las minorías

elecciones
La pugna electoral trata de captar a las minorías.
HERALDO

Desde la recuperación de la democracia, el poder en España ha estado en manos de quien ocupaba la mayor parte del centro político. Lo logró Felipe González en 1982 y desde entonces lo han hecho todos sus sucesores en la Moncloa. Así es como el PP se convirtió más tarde en el ‘partido alfa’ de las clases medias tradicionales españolas. Pero el centro ya no es el que da y quita gobiernos. Las elecciones ya no van tanto de ganar en las urnas como de poder sumar con otras fuerzas para lograr la mayoría suficiente para gobernar.

En Occidente, las clases medias están rebelándose contra el estancamiento o incluso el empeoramiento de su nivel de vida. Su ira contra la globalización, la inmigración, la automatización, las desigualdades o los nacionalismos están aupando a candidatos (desde Trump a Abascal) que eran impensables hace solo un lustro.

Esta revuelta de las clases medias en España ha acabado con el bipartidismo y ha generado un escenario de fracturación con una docena de partidos disputándose ferozmente a cada minoría que airea sus reivindicaciones. El catedrático Mark Lilla explica así el ascenso de los populismos en Europa y en América: el declive de las fuerzas progresistas se debe a que han abandonado la defensa de la clase obrera, concentrándose en la vindicación de las minorías, étnicas, sexuales, de género… Y las fuerzas conservadoras también han entrado en esta pugna por miedo a quedar mermadas entre la izquierda y la extrema derecha.

Esta semana toca la guerra por el voto feminista; en las próximas llegarán las batallas por los pensionistas, los nacionalistas, los universitarios, los homosexuales...

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