Y mientras tanto, en Waterloo...

Puigdemont  ha actuado en las dos primeras semanas de juicio  con arengas tuiteras contra la Justicia española y ánimos a los procesados salvo a dos: Carles Mundó y Santi Vila.

Carles Puigdemont ante la autoproclamada 'Casa de la República' en Waterloo, Bélgica.
Carles Puigdemont ante la autoproclamada 'Casa de la República' en Waterloo, Bélgica.
Efe

El 12 de febrero se sentaron por primera vez en el banquillo del salón de plenos del Tribunal Supremo los doce acusados en el juicio del procés, una imagen que dio la vuelta al mundo y en la que no estaba el principal responsable de ese proceso, Carles Puigdemont, que amaneció en Berlín esa mañana.

La noche anterior se había producido la polémica entrega del premio al documental "Dos Catalunyas" en la Gala Cinema for Peace: los directores decidieron devolverlo después de que Puigdemont, en contra de lo pactado, subiera a entregárselo y aprovechara para hacer un discurso político.

Puigdemont, mientras sus excompañeros se encaminaban al Supremo, se despertó y lanzó un tuit en el que criticaba el "montaje judicial" y afirmaba: "De pie, firmes, serenos y dignos".

Y así ha actuado en las dos primeras semanas de juicio, con arengas tuiteras contra la Justicia española y ánimos a los procesados salvo a dos: Carles Mundó y su antiguo amigo Santi Vila.

Él, declarado rebelde por el Supremo tras huir a Bélgica cuando el Gobierno aplicó el artículo 155 de la Constitución y lo destituyó, hizo declaraciones a los periodistas en la capital alemana y tuiteó de forma profusa artículos de prensa extranjera, viñetas e, incluso, un mensaje de solidaridad con los "presos políticos y exiliados" del exlehendakari Ibarretxe.

Al día siguiente, en Groninga (Holanda), criticó que no se le dejara declarar (como testigo, obviamente). "Yo era el principal responsable político de ese referéndum. El resto de la gente estaba bajo mis órdenes. ¿Es o no importante mi opinión en este juicio para saber lo que pasó?", argumentó.

Y siguió con su intensa actividad en redes. Decenas de tuits o retuits, entre ellos uno cuestionando que la UE se preocupe más de lo que ocurre en Venezuela que de lo que pasa en Madrid.

Llegaron los interrogatorios a los acusados, el primero de ellos Oriol Junqueras, máximo responsable de ERC y también principal acusado en el juicio (el fiscal pide que se le condene a 25 años de cárcel) ante la ausencia del que fuera su jefe en la Generalitat.

"Hoy Junqueras abre el turno de las declaraciones. A partir de hoy, jueces, fiscales y acusadores verán y escucharán lo que es verdaderamente una muralla democrática, aquella que tanto miedo les da", escribió Puigdemont, quien posteriormente subrayó la "grandeza política" del discurso de su excompañero y adversario electoral.

Junqueras, entre otras muchas cosas, dejo dicho ante el tribunal: "¿Qué hago yo aquí? Asumir responsabilidades para que no lo haga nadie más".

Ese mismo día, el expresidente aplaudió y dio ánimos a Joaquim Forn: "No han doblado ni tu firmeza ni tu bondad. Y no apagarán tu razón. Mucha fuerza!"

Entre tanto, intentó pronunciar una conferencia junto a su sucesor en la Generalitat, Quim Torra, en el Parlamento Europeo, una cita vetada por cuestiones de seguridad por la Eurocámara, con la consiguiente protesta del dirigente independentista, carta incluida a Antonio Tajani, su presidente.

Finalmente, el acto se hizo en un hotel de Bruselas el día 18, con duras críticas al Parlamento Europeo. Entre tanto, Puigdemont no cesó su actividad tuitera y siempre en el mismo sentido: hasta su mensaje sobre la victoria del Girona al Real Madrid fue el titular de un medio digital sobre la dedicatoria por parte del capitán del equipo catalán a "los presos políticos".

Volvió el juicio el martes 19 y el expresidente jaleó a Jordi Turull (uno de los candidatos señalados para haberle sucedido) con un "ha estado espectacular", si bien a Raül Romeva (ERC) solo lo mencionó en un tuit conjunto con otros acusados.

El miércoles 20 celebró el "baño" que dio Josep Rull a los fiscales, las profundas convicciones democráticas de Dolors Bassa y retuiteó un mensaje de apoyo a Meritxell Borràs. En el turno (ya de noche) de Carles Mundó, optó por calificar de "vergüenza" el horario y considerar que es "incompatible con un juicio justo".

Al día siguiente, era el turno de su antiguo amigo Santi Vila y, posteriormente, el de Jordi Sànchez. Puigdemont ignoró al primero y agradeció el comportamiento del segundo y que plantara cara a la Fiscalía.

No solo eso, también difundió un mensaje de su abogado Gonzalo Boye con una entrevista al escritor Juan Ramón de Prada en la que afirma: "Cualquier persona culta y de sentido común sabe que Cataluña es una nación".

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