Vila achaca la DUI a un Puigdemont que no gestionó emocionalmente la tensión

Asegura que Puigdemont le aseguró: "Estate tranquilo que no gastaremos ningún euro del erario público".

Quim Torra, a su llegada este jueves al Tribunal Supremo, donde acude para mostrar su apoyo los Jordis y a Forcadell, que declararán despues de Vila.
Quim Torra, a su llegada este jueves al Tribunal Supremo, donde acude para mostrar su apoyo los Jordis y a Forcadell, que declararán despues de Vila.
Efe

El exconseller Santi Vila ha confesado que el clima de tensión en Cataluña que Puigdemont no supo "gestionar emocionalmente" abocó a la declaración unilateral de independencia (DUI) a un Govern hasta entonces convencido de que se iba a elecciones, aun cuando su obligación "era ser el gobierno de todos".

Era uno de los interrogatorios más esperados por ser el díscolo del Govern, considerado en algunos sectores el traidor ('botifler') tras dimitir la víspera de la DUI. Vila ha relatado con todo detalle cómo vivió los días y horas previas a la decisión del expresidente Puigdemont de renunciar a convocar elecciones en favor de la Declaración Unilateral de Independencia.

Vila, acusado de los delitos de malversación y desobediencia por los que la Fiscalía pide 7 años de prisión, ha explicado que "por orden de Puigdemont" desarrolló "una labor de aproximación", que no de negociación, con "interlocutores políticos, religiosos y del mundo de la empresa, que de buena fe, sin ningún interés espurio, querían evitar el despropósito, que esto acabara mal".

Lo hizo "con pleno conocimiento de algunos miembros del Gobierno y dirigentes de mi partido" que estaban, ha dicho, "muy muy comprometidos" en encauzar "un conflicto institucional impropio de nuestros tiempos modernos".

Tan convencido estaba el 25 de octubre, que se fue a dormir "con esa sensación de paz interior" de que lo habían conseguido, de que "no vamos a tomar ninguna decisión unilateral" como "una declaración que, aunque fuera solo formal o política, pudiera resultar ofensiva o inflamatoria". Las elecciones eran ya la salida acordada.

Pero el desenlace de los acontecimientos transformó aquel 25 de octubre en "una noche que me acompañará toda la vida porque me ha costado la carrera política y ya veremos si algo más", ha añadido.

Porque al día siguiente, 26 de octubre, "el clima exterior era tan fuerte" que "la cosa se torció" al conocerse ese acuerdo, al que se había llegado sin publicidad, discretamente. Fue entonces cuando llamó a Puigdemont.

"Yo me he dado la mano con altos dirigentes del PP y del PSOE, he dado la palabra de que cumpliríamos, si ahora no podemos porque no nos vemos capaces de justificarlo ante nuestro electorado, ante los jóvenes... porque somos aprendices de mago ante la presión de las redes sociales, si no somos capaces de gestionar esto emocionalmente, yo, sintiéndolo mucho, me voy y dimito", le dijo.

Lo que sucedió aquel día es vox populi. Puigdemont aplazó varias veces una convocatoria de rueda de prensa en la que supuestamente iba a anunciar elecciones autonómicas, hasta que finalmente compareció para descartar el escenario de los comicios, lo que abocaba a la DUI, que se proclamó el día siguiente.

Vila ha sido especialmente crítico con algunos hechos relevantes de aquellos días, como la ley de transitoriedad del 7 de septiembre de 2017 que era "innecesaria y además muy disparatada", por lo que "ni un alumno de primero de Derecho la habría asumido".

"Fue un acto de absoluta soberanía y unilateralidad", ha admitido respecto a la norma que establecía el procedimiento para la desconexión jurídica con España y que debía entrar en vigor una vez declarada la independencia.

Igualmente con el 1-O, que para él "muta claramente a una gran movilización política" una vez fue suspendido por el Constitucional, por lo que él "nunca más" lo reconoció como un referéndum.

Al respecto, ha explicado que mientras algunos lo interpretaron como "un referéndum" que "los obligaba e interpelaba", otros, él incluido, estaban convencidos de que fue "una movilización muy importante" de más de dos millones de personas a favor de la independencia.

Y por primera vez en la Sala, uno de los acusados ha puesto en valor al resto de los catalanes que no votaron el 1-O, es decir, los "más de dos millones y medio de catalanes, igualmente catalanes" que se quedaron en casa.

Vila ha afirmado: "Algunos considerábamos que era la obligación del gobierno ser el gobierno de todos", un sentimiento que, según cree "honestamente", era "mayoritario en el seno del Gobierno".

Un gobierno, que según él, no destinó un solo euro al referéndum, sino que cree que fue financiado por mecenas catalanistas y empresarios dispuestos a sufragar estos gastos porque Puigdemont le aseguró: "Estate tranquilo que no gastaremos ningún euro del erario público".

En un plano personal, el exconseller ha confiado en que "a medio plazo" podrá "regenerar una relación amical" con Puigdemont, procesado por rebelión y huido de la justicia a Bélgica.

"Lamento su situación, la de su esposa y de sus hijos, ellos en Girona y él fuera, me duele esa situación", ha reconocido no sin recordar con "humildad y modestia" que "Puigdemont reiteraba que prefería que me quedara a su lado".

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