Punto final a una patética legislatura

El rechazo del centroderecha y de los secesionistas a los presupuestos abocan a Sánchez a un adelanto electoral.

El presidente Sánchez, el martes, en el Congreso.
El presidente Sánchez, el martes, en el Congreso.
Kiko Huesca / Efe

El PSOE ya sabe que el bochornoso espectáculo del comité federal de octubre de 2016 estuvo provocado por el temor al precio a pagar si caía en manos de los soberanistas. Dos años y medio después y tras fracturar al partido, el plan de Pedro Sánchez con los independentistas y nacionalistas catalanes y vascos ha desvelado con crudeza que los secesionistas no quieren dialogar y que no son de fiar. Y que el PSOE tiene problemas de liderazgo y de proyecto para el conjunto del país. Sin que sirva de consuelo que Podemos sea una sombra de sí mismo y que el PP esté en peor situación y Cs suba sin fuelle suficiente para equilibrar la inquietante llegada de Vox. En aquella reunión fallaron las formas, pero no el fondo. Susana Díaz no era la mejor opción, y así lo vieron los militantes mejor que todos los analistas y dirigentes, pero el remedio ha sido tan malo como la enfermedad. El asalto a la Moncloa con los separatistas y con una moción de censura que solo Sánchez quería ganar han dejado al descubierto las carencias de este PSOE, a mil años luz del de toda la vida. Por desgracia para todos. El rechazo del centroderecha y de los socios independentistas de Sánchez a las cuentas de 2019 ha finiquitado una patética legislatura que será recordada por la Gürtel, la deslealtad y la falta de firmeza democrática ante quienes han intentado romper la unidad territorial y la convivencia.