Con todas las garantías

El juicio contra los líderes de la intentona secesionista se desarrollará con pleno respeto a sus derechos.

Un momento de la primera sesión del juicio.
Un momento de la primera sesión del juicio.
Efe

Cada pleito, por pequeño que sea, recuerda que la Justicia es la instancia última para resolver un conflicto, básica para garantizar la convivencia. Esta convicción se refuerza cuando el juicio es, más allá de los tópicos, histórico. Como el que ayer comenzó en el salón de plenos del Tribunal Supremo, en el antiguo convento de Las Salesas en Madrid. Los once encausados, con el exvicepresidente del Gobierno de Cataluña Oriol Junqueras sentado en la primera fila, deliberadamente impasible ante el saludo de Joaquim Torra, responden por delitos muy graves: desobediencia, malversación, rebelión. Con la retransmisión en directo de las sesiones, se garantiza una transparencia inédita, una buena respuesta a la obsesión del independentismo por los ‘observadores internacionales’. Todo el mundo podrá ser observador, en Quebec o en Huesca. La generosidad del presidente del tribunal con los tiempos de los abogados defensores -profesionales de nivel, cuidadosamente elegidos- es otra muestra de que la Justicia va a desplegar todas las garantías para los encausados. Había mucho ruido ayer, a las puertas del Supremo, y había ebullición política muy cerca, en el Congreso. Pero no va a contaminar a quienes han de decidir si hubo delito, y cómo habría de pagarse, en el intento de fracturar España.