El reto de formar gobiernos útiles

Tras los próximos procesos electorales no será fácil organizar gobiernos que puedan llevar adelante programas constructivos.

El voto de castigo acaba volviéndose en contra de los electores.
El voto de castigo acaba volviéndose en contra de los electores.

Si se quiere desbloquear la política española, que lleva tres años empantanada, e ir dibujando un proyecto de país que pueda sacarnos de las múltiples crisis en las que los españoles nos hayamos sumidos, lo primero que hay que plantearse y el gran reto de cara a los procesos electorales que vienen es cómo formar gobiernos que sean sólidos y con capacidad de actuar y que, al mismo tiempo, dejen de lado a las fuerzas políticas radicales o claramente anticonstitucionales y no precisen de su apoyo. No va a resultar nada fácil conseguirlo, dada la creciente dispersión del voto y la consiguiente parcelación de los parlamentos. Pero eso es lo que España necesita, gobiernos que puedan proponer y sacar adelante planes y programas que susciten el apoyo de la gran mayoría de los ciudadanos y que, por lo tanto, puedan mejorar de manera duradera tanto las estructuras políticas como las económicas y sociales. Los dirigentes del PP, de Ciudadanos y del PSOE no deben perder de vista esta perspectiva y, sin dejar de marcar sus diferencias ideológicas, tienen que dejar puertas abiertas al entendimiento. Si es que quieren que alguna vez España vuelva a caminar hacia un futuro mejor. Y los electores deberíamos reparar en que el voto de castigo puede proporcionar un desahogo momentáneo, pero al final quien recibe el castigo es la propia ciudadanía.