Nuestra monarquía democrática

A pesar de las críticas que hoy recibe, lo cierto es que la Monarquía tuvo un papel fundamental en el restablecimiento de la democracia en España, así como en su posterior defensa. Y la mayoría de los españoles la consideran como un valioso activo.

La Monarquía española es una monarquía parlamentaria.
La Monarquía española es una monarquía parlamentaria.
Heraldo.es

Me leí este verano el recomendable libro de Santos Juliá ‘Transición’, sobre la política española desde 1939 hasta 2017.

Sorprende en el libro que el papel del rey Juan Carlos como motor del cambio democrático y factor decisivo para parar el golpe de Estado del 23-F casi brilla por su ausencia. Se afirma que esa noche la democracia pudo sucumbir; que las calles quedaron vacías (dato de interés que acaso ignoran los actuales jóvenes de izquierda); que la Conferencia Episcopal guardó un ominoso silencio; que el Rey «conferenció» con los capitanes generales; y que el día 27 de febrero se echaron a la calle, ya resuelto inicialmente el golpe, solo en Madrid un millón de personas. El libro recuerda que don Juan Carlos había jurado los Principios Fundamentales del franquismo y que se mostró leal a Franco en vida de este.

En el 23-F se sabe ya bien lo que pasó. Otros tres intentos golpistas los resume bien, en su libro ‘Mi querida España’ (2018), Luis del Val. Desde 1977 a 1985 hubo cuatro intentos de golpe de Estado y «ninguno era una broma». El primero, la Operación Galaxia, que se empezó a planificar en 1978; el tercero, el llamado ‘de los coroneles’, neutralizado deteniendo a los cabecillas y enviando recados intimidatorios a muchos más militares; y el cuarto, denominado el ‘del zambombazo’, que consistía en poner 100 kilos de dinamita bajo la tribuna desde la que el Rey y las principales autoridades del Estado tenían que presidir el 2 de junio de 1985 en La Coruña el desfile del Día de las Fuerzas Armadas. Al menos en el tercer y en el cuarto intentos, los golpistas habían considerado la posibilidad de matar al Rey y en el cuarto quizás al Rey y a miembros de su familia. Luis del Val afirma que hubo mucha suerte en el desenlace de las cuatro intentonas. El 23-F el golpe lo paró el Rey con el apoyo de militares liberales y de otros que sentimentalmente eran todavía franquistas pero que tuvieron lucidez y sentido de Estado. Y seguro que a esto último contribuyó la prudente lealtad del Príncipe a Franco mientras vivió.

En el ‘Periódico de Aragón’ (6 de diciembre de 2018) José Luis Corral propone una reforma de la Constitución, y parece suponer (es poco explícito) que hecha respetando el cauce constitucional, para implantar una república federal. El autor se remonta a Felipe V, el primer Borbón, de quien afirma que se instaló en España por «derechos históricos no basados en otra cosa que en su triunfo en la Guerra de Sucesión». Pero lo cierto es que el rey (rey Sol) francés Luis XIV, persuadido por su madre Ana, se casó con la princesa española María Teresa, hija del rey español Felipe IV, y que, por tanto, la esposa de Luis XIV transmitió los derechos dinásticos, por vía femenina, al que era nieto de Luis XIV y nuestro primer rey Borbón, Felipe V. Este tuvo los dos títulos exigibles en el Derecho internacional de la época, el derecho de conquista (dentro de la Península, por cierto, pues aquella Guerra fue europea y más bien quedó, en su conjunto, en tablas) y unos argumentos dinásticos más serios que los que tenía su rival al trono de España, el archiduque Carlos.

Corral insiste en que a don Juan Carlos lo puso Franco, y en su juramento de los Principios Fundamentales y de lealtad a Franco. No menciona el 23-F. Pero el Rey devolvió a los españoles la soberanía que se les robó. Y jurar los ‘principios fundamentales’ del régimen tras el Concilio Vaticano II tenía oscuro significado, dado que el principio fundamental de ‘la cruzada’ era que la legislación se debía inspirar, forzada por toda la coerción posible, en la religión católica y, tomado en serio, tras 1966 y admitida por la Iglesia la libertad y la democracia, tal principio llevaba a la aniquilación cuanto antes de todos los demás ‘principios’ franquistas.

Julio Anguita optó por criticar la Monarquía, y hoy lo hacen el separatismo y un menguante Podemos-IU. La mayoría de los españoles consideramos la Monarquía hoy como un activo valioso de nuestra democracia. Se vio bien el día del discurso del 3 de octubre de 2017 de Felipe VI contra el independentismo. Gustó tanto a la mayoría de los españoles como disgustó a los independentistas. Fernando Savater calificó el discurso de «espléndido», admirándose de que no mencionó nunca la palabra ‘diálogo’.

José Luis Moreu Ballonga es catedrático de Derecho civil.