Manu Jiménez, mejor sumiller de España 2017: "El vino es vida, tradición y cultura"

Manuel Jiménez Vidal (Zaragoza, 1985) es el mejor sumiller de España de 2017, además de licenciado en Terapia Ocupacional.

Manu Jiménez, en un espacio elegido de Los Cabezudos.
Manu Jiménez, en un espacio elegido de Los Cabezudos.
Guillermo Mestre

Los cocineros están de moda. También, los enólogos. La televisión plasma y a veces incluso reitera hasta la saciedad la sana moda por el buen comer y el buen beber. En la puerta de la Nochebuena, qué mejor que un sumiller de tronío para maridar ambos placeres.

La Nochebuena es un momento precioso, único en el año; pero maridar conviene todo el año.

Le comentaba el fenómeno de la explosión de la gastronomía como materia televisiva.

Es positivo que los medios atiendan este sector. Pero conviene hacerlo con profesionalidad.

Hablan y no dejan de hablar de la trayectoria del mejor sumiller de España en 2017, del zaragozano Manu Jiménez. ¿Cuál ha sido su itinerario? ¿Cómo ha llegado hasta el trono?

Lo primero que hay que decir es que yo no vengo del mundo del vino. Lo confieso...

Qué me dice…

Lo que oye: soy terapeuta ocupacional. Eso sí, siempre había estado vinculado de una u otra forma.

¿Cómo fueron sus inicios?

Cuando estudiaba, desde los 17 años, me ganaba unas perrillas trabajando en la hostelería. Es cierto que este mundillo me gustaba. Hubo un momento importante, la Expo 2008. De repente, te encuentras en medio de casas reales, de primeros ministros, allí, sirviendo vino. Poco a poco me fui enganchando más.

Qué adicción tan deliciosa…

Le podría hablar también de esta adicción Fernando Mora, que llegó a ‘Master of Wine’ procedente del mundo de la ingeniería. En mi caso, hubo más casualidades.

Usted habla de casualidades. Probablemente sean causalidades... ¿Qué causalidades más le ayudaron en su caminar?

Por ejemplo, Palafox Hoteles, conocer a Jesús Solanas, mi mentor. Después, ingresé en el Reina Petronila. Me formé a conciencia. La vieja guardia de la sumillería española, que está aquí, en Aragón, como Solanas y Pepe Puyuelo, me respaldaron. Me enseñaron conceptos indispensables que van más allá del vino. Me estoy refiriendo a la cultura, la historia, nuestro territorio. El vino no podemos reducirlo a un líquido: es vida, tradición, cultura.

Los romanos hablaban de pan y circo. Jesús de Nazaret, que mañana cenaremos en conmemoración suya, eligió para la Última Cena pan y vino. No tengo nada contra los romanos, pero…

Es un pecado trivializar el vino. Nosotros hemos intentado democratizarlo.

Usted lo llevó hasta Noruega.

Esa fue una etapa muy bonita de mi trayectoria. Trabajaba allí con vino de Borja. Es maravilloso que en el extranjero también conozcan España por sus vinos. Y Aragón. Que sepan qué es Cariñena, Borja, Somontano, Calatayud...

Y de Escandinavia al estrellato nacional.

Antes, de regreso de Noruega, trabajé con Carlos Valero.

No me perdonaría jamás omitir ese nombre y ese apellido: Carlos Valero.

Fue una etapa preciosa.

Y después, el triunfo total de Manu Jiménez.

En España, Aragón es reconocida como tierra de sumilleres. No es casual el éxito de Raúl Igual, de Pilar Cavero, de Guillermo Cruz, todos ellos mejores sumilleres de España en esta década.

Usted a fe que lo persiguió.

Fui segundo en 2015. Lo intenté en 2016, hasta que llegó en 2017.

Sería bueno que el mejor sumiller de España propusiera un maridaje para Nochebuena.

¿Un vino de Valdejalón?

Perfecto.

Un tinto de entidad, un Frontonio 2016, acompañado de un asado de ternasco.

Un brindis para acabar. Carlos Ayora propone Champagne Krug Grande Cuveé. Mezcla de 192 ‘champagnes’ de añadas desde 1992 a 2007, me dice al oído.

Un lujo para celebrar este momento tan bonito.

Está de escándalo, buenísimo. Otra copita, Manu.

¡Feliz Navidad!

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