Lourdes Riera, ceramista contemporánea: "No imito a la naturaleza, quiero expresar toda su fuerza y belleza"

Lourdes Riera (Anya, Lérida, 1953) expone sus nuevos trabajos de cerámica contemporánea en Muel, que hoy inicia sus jornadas de puertas abiertas.

Lourdes Riera, en su taller, con una de sus obras.
Lourdes Riera, en su taller, con una de sus obras.
Guillermo Mestre

La ceramista Lourdes Riera, afincada en Aragón desde 1974, expone ‘Vestigios’ en la sala Enrique Cook de la DPZ en Muel, que, del 6 al 9 de diciembre, celebra sus jornadas de puertas abiertas.

¿En qué consiste la muestra?

Expongo 52 piezas de cerámica contemporánea con tamaños que van de los 20 a los 84 centímetros. Son hallazgos, retazos del pasado, testigos de una vida anterior, restos que deja la naturaleza.

Es una exposición de obra nueva.

Son trabajos nuevos, pero dentro del mismo estilo con el que vengo trabajando, en los que intento reflejar la enorme potencia de la naturaleza, una fuente inagotable de inspiración, que encuentro en fósiles, semillas, lava volcánica, líquenes, etc. Pero no es mi intención imitar la naturaleza, sino expresar toda su fuerza y belleza.

¿Cómo consigue este propósito?

Realizo grietas y roturas controladas en la superficie de las obras para destacar de manera más clara esas tensiones, el paso del tiempo...

¿Qué es la cerámica contemporánea?

Es un medio de expresión más dentro de las corrientes del arte actual, que tiene una intención creativa, y usa el barro como herramienta.

¿Su trabajo es arte o artesanía?

La diferencia está en la intención. La cerámica es arte cuando es contemplativa y artesanía cuando se relaciona con lo tradicional, con aquello que se realiza de forma repetitiva.

¿Usted se siente ceramista o escultora?

Soy ambas cosas a la vez. Trabajo con materiales cerámicos, con arcilla, pero el resultado son obras escultóricas.

¿Qué posibilidades ofrece la cerámica actualmente?

Muy variadas desde el punto de vista tecnológico, arquitectónico o artístico, por ejemplo. Se usa en piezas para revestir cohetes espaciales para protegerlos de los choques térmicos que sufren en sus viajes estelares, pero también como recubrimiento de fachadas por su valor artístico.

¿Cuál es su público?

En general, amantes del arte que se sienten atraídos por la expresividad y la calidad que ofrece la cerámica.

¿Hay en España coleccionismo de cerámica?

Por supuesto. Existen particulares que llevan años comprando y ampliando sus colecciones. También hay fundaciones que incorporan la cerámica contemporánea a sus fondos, a través de la compra directa o de concursos. Y, sobre todo, cada vez más instituciones y museos que se especializan en este tipo de trabajos.

¿Y en Aragón?

También. Tenemos la colección Cerco, en el Matadero de Zaragoza. Y en Muel, existe una colección con fondos buenísimos, aunque, desgraciadamente, sin espacio para exponer las obras al público.

Muel tiene una larga tradición en el mundo de la cerámica. ¿En qué nivel se encuentra actualmente?

Los fondos del taller-escuela están en un alto nivel nacional, bien reconocidos y bien valorados. Ofrece, además, mucha actividad.

Técnicamente, ¿está todo inventado en el mundo de la cerámica artística?

En absoluto, ni mucho menos. El material que utilizamos es tan versátil que está en continua evolución, tanto en el mundo artístico como en el industrial.

¿Y lo más nuevo?

Se están usando para hacer cerámica impresoras 3D, entre otras cosas.

¿Está bien valorada hoy la cerámica?

No. En España se percibe un cambio, pero queda aún mucho camino para recorrer y llegar al nivel de países como Alemania, Francia, Inglaterra, Corea o Japón. En Estados Unidos, y en particular en Nueva York, la cerámica se ha vuelto a poner de moda.

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