Dicen las encuestas que dicen los andaluces que están hartos de votar al PSOE, pero que no tienen más remedio que seguir votándole ante una oposición que no gusta. Pocas críticas tan duras y profundas, sobre todo a un Partido Popular que hasta la fecha no ha sabido ni dar con el candidato ni con el mensaje: décadas de fracasos sin saber alcanzar el poder pese a los gruesos errores socialistas, con el millonario fraude de los ERE a la cabeza. El personal ve a Chaves y a Griñán ante los tribunales y sigue votando al PSOE. ¿Por qué? Acaso nunca habían desembarcado tantos sociólogos a orillas del Guadalquivir como en esta campaña. Los oyes ahora y dicen lo mismo que hace 20 años: la configuración del territorio, los latifundios y las relaciones laborales, el establecimiento de un sistema asfixiante de clientelismo, la comodidad del acceso a la subvención, la laxitud ante los chiringuitos de todo tipo regados con dinero público... Los andaluces son soberanos. Votan a quien les da la gana, lo mismo que los madrileños, por ejemplo. Lo importante no reside, en ningún caso, en los candidatos vencedores y vencidos esta noche, sino en que el resultado robustezca la unidad de España en un momento especialmente delicado con las amenazas en el País Vasco, Cataluña y Navarra. Y de eso, poco se ha hablado.