El inestable escenario político

El escenario político, en España y en el mundo, es como una plataforma sobre un mar en engañosa calma.

El surgimiento de Vox no deja de ser también la expresión de un descontento.
El surgimiento de Vox no deja de ser también la expresión de un descontento.
Paolo Aguilar / Efe

Una crisis económica resuelta en falso y el espectáculo de los líderes políticos envueltos en escándalos de corrupción que hace tambalear el escenario político... ¿Es España? No, es Brasil, donde el discurso soez y extremista del candidato Bolsonaro lo ha llevado a las puertas de la presidencia de un país que hasta hace poco figuraba orgullosamente en en el ‘top’ de las economías emergentes. Dimisiones de ministros en cadena, un gobierno cuestionado por asuntos en apariencia menores pero que tocan la fibra sensible de la ética... No es España -es Francia-, pero podría serlo. Se reprocha a Macron que pretenda «reformar Francia sin los franceses», lo que alimenta el resentimiento.

El escenario político -en España, en Europa, en el mundo- se asemeja a una plataforma sobre un mar en engañosa calma. Los líderes de los principales partidos de nuestro país están todavía consolidando su liderazgo cuando ha asomado otro actor en el escenario. La irrupción de Vox, como sucede con cada nuevo partido o movimiento social, significa la expresión de un malestar que no debería ser ignorado. Los partidos afrontan a partir del 2 de diciembre en Andalucía un maratón de elecciones que pondrá a prueba su capacidad de convencer, el apego de sus electores, el acierto de sus programas y la fortaleza de sus convicciones. Pese a todo, y afortunadamente, la política sigue interesando mucho.