Democracia y ley

La actitud irresponsable de Torra, llamando a la violencia callejera y chantajeando al Gobierno, exige que se mantenga la misma firmeza que reclamó el Rey a todos los poderes del Estado hace un año.

Torra, en el Parlament
Torra, este martes en el Parlament
Quique García/EFE

Joaquim Torra amenaza a Pedro Sánchez con retirarle el apoyo parlamentario si no plantea un referéndum en un mes y si los jueces condenan a los políticos presos. En una nueva andanada de despropósitos, el presidente de la Generalitat exige al Gobierno que se salte la ley y la separación de poderes. Este estilo profundamente antidemocrático es el que obligó hace un año a Felipe VI a pronunciar un discurso histórico en el que reclamó a los poderes del Estado que asegurasen el orden constitucional

El Rey se dirigió a todos los españoles en un mensaje firme y solemne en el que, con palabras muy claras, acusó a las autoridades catalanas de haber incumplido las leyes y de vulnerar de manera sistemática las normas aprobadas democráticamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia el Estado. Después de tres días de incertidumbre, tras el pseudo-referéndum ilegal organizado por Puigdemont y la cascada de imágenes que propagó por todo el mundo, el Monarca hizo un llamamiento a asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de autonomía.

Con este mensaje, retransmitido por televisión a todo el país, don Felipe cumplió con su mandato constitucional de defender la unidad de España. Fue una intervención firme y oportuna, que contribuyó a que las fuerzas constitucionalistas se uniesen para restaurar el orden, violentado por los secesionistas desde la Generalitat y el Parlamento catalán. Además, se puso al lado de todos los ciudadanos y les dijo expresamente a los catalanes que no estaban "solos". La actual actitud irresponsable de Torra, llamando a la violencia callejera y chantajeando al Gobierno, exige que se mantenga la misma firmeza que reclamó entonces el Rey a todos los poderes del Estado.