Cuatro análisis sobre Cataluña

El presidente vicario de Cataluña, Torra i Vies, ha declarado su ruptura unilateral con España en un ejercicio similar al que hicieron sus predecesores con la II República.

Entre analistas políticos los desacuerdos son a menudo sobre la naturaleza básica del problema,
Entre analistas políticos los desacuerdos son a menudo sobre la naturaleza básica del problema,
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No es raro que dos médicos difieran en diagnosticar un mal, pero sí que discrepen radicalmente sobre su esencia, de modo que, por ejemplo, uno lo crea lumbago y el otro, cólico nefrítico. Entre analistas políticos (empezando por los políticos mismos) los desacuerdos son a menudo sobre la naturaleza básica del problema. El más recurrente es la calificación de ese separatismo que ha hecho presa en una abultada minoría de la población catalana.

Analista Uno

Un analista cree que debe reformarse la Constitución en sentido federal, pero sin tocar el principio de España como estado-nación que exige dotar al poder central de «los instrumentos políticos que hagan verdad que la soberanía, en la descentralización del poder, se va a mantener por encima de cualquier aventura». Añade que «una democracia por encima de la ley no existe como concepto y lleva a la arbitrariedad... o a otras cosas peores». Y achaca al Gobierno regido por separatistas que hable en nombre de todos cuando hay una gran parte de la ciudadanía que no se ve representada en ese discurso, para disimular lo cual «se cae en la tentación de cerrar el pleno del Parlamento». Este analista se llama Felipe González.

Analista Dos

Otro, sin discrepar en el diagnóstico de base y admitiendo que es la sociedad catalana la que ha sido fracturada por el separatismo y su primera víctima, piensa que la Constitución de 1978 es muy válida como conjunto de valores «y muy útil para afrontar el problema de Cataluña», tal y como está, porque no sería posible lograr un gran consenso para adaptarla al tiempo actual. Este analista se llama José María Aznar.

Analista Tres

El tercer analista, en cambio, percibe que la Cataluña separatista «está en el lado justo de la Historia». Da ya por descontada su secesión de España, a falta de un trámite formal: el referéndum de secesión, solo accesible a catalanes. Si no se concede, se alegará internacionalmente el principio de ‘causa justa’, esgrimido por J. Costa, un radical de Junts per Catalunya: una nación con cultura y lengua propias cuya mayoría, desde el 1 de octubre de 2017, vive en un régimen de vulneración de sus derechos, «como en el Rif o el Kurdistán», y cuyos líderes están presos preventivamente, contra la opinión de Europa. Ningún arreglo constitucional ni, menos, estatutario es ya posible. Este analista, que no aceptará que los jueces condenen a sus socios presos, se llama Joaquim Torra.

Analista Cuatro

Un cuarto analista califica de «muy grave» lo que sucede en Cataluña, porque las autoridades catalanas incumplen y vulneran de modo sistemático la Constitución y el Estatuto, «Ley que reconoce, protege y ampara sus instituciones históricas y su autogobierno». Ello prueba su «deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado al que, precisamente, representan en Cataluña». Eso supone quebrantar los principios democráticos del Estado de derecho y quebrar la convivencia en la sociedad catalana, a la que, desgraciadamente, han dejado «fracturada y enfrentada». Lo han hecho, además, con menosprecio «de los afectos y sentimientos de solidaridad» de los españoles entre sí, catalanes incluidos, con el riesgo de desestabilizar económica y socialmente el conjunto. Se han apropiado abusivamente de las instituciones catalanas y vienen intentando «quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común». Ello convierte en un deber de los «legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de autonomía».

El análisis recuerda afectuosamente a «todos» los ciudadanos de Cataluña que ya hace décadas que el país dispone de «vías constitucionales para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la ley, sin el que no hay convivencia democrática posible en paz y libertad, ni en Cataluña, ni en el resto de España, ni en ningún lugar del mundo». Su diagnóstico final es optimista: la situación es difícil, pero superable, ya que -dicho con otras palabras- puede confiarse en la resiliencia del conjunto de un país que tiene sólidos principios democráticos y deseo «de convivir en paz y en libertad». Este advertido analista se llama Felipe de Borbón y Grecia y a muchos la situación les recuerda la que crearon los separatistas durante la II República.

Coda

Tras conocer este sagaz análisis, del que el día 3 hará un año, el analista Tres ha declarado al analista Cuatro depuesto como rey en Cataluña. Qué cosa.