Una Diada fracturada

La festividad coincidió con el respaldo del Consejo de Europa a las actuaciones adoptadas por la Justicia española.

Diada 2018 en Barcelona
Diada 2018 en Barcelona
Efe

Los actos de celebración de la Diada, aprovechados por los partidos independentistas para pedir la libertad de los políticos catalanes presos, demostraron, nuevamente, la utilización interesada y sesgada que la Generalitat realizó de un día que debería ser sinónimo de unidad entre los catalanes. La tradicional festividad coincidió con el respaldo del Consejo de Europa a las actuaciones adoptadas por la Justicia española.

Las decisiones judiciales españolas, todas ellas adoptadas al amparo de la legalidad y guiadas por la firme defensa de los valores constitucionales, han contribuido a la defensa del Estado de derecho durante el desafío secesionista. Pese a las múltiples falsedades lanzadas desde el independentismo catalán, que han perseguido el desprestigio de las instituciones, ayer el Consejo de Europa, por boca de su secretario general, Thorbjorn Jagland, aseguró que no tenía "ninguna duda de que los tribunales españoles están tratando" el asunto de Cataluña "de acuerdo a la ley española y al Convenio de Derechos Humanos". La oportunidad y la medida de las intervenciones políticas que se lanzan a la opinión pública guardan siempre una especial relevancia. Los independentistas han buscado en los últimos meses que el Consejo de Europa criticara a España. Es por ello que estas declaraciones, en coincidencia con la celebración de la Diada que el presidente Joaquim Torra ha querido centrar en homenaje a los políticos catalanes presos, poseen una especial significación. Por ello ha sorprendido la falta de atención a este mismo criterio de oportunidad del ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, al señalar que "personalmente preferiría que estas personas estuvieran en libertad condicional. Creo que hay otras maneras de prevenir que se fuguen". Sin rehuir el posible debate jurídico sobre la prisión preventiva, a todas luces afectado por la lentitud de los procesos, no parece que ayer –con la calle plagada de consignas– fuera el día más indicado para abordarlo.