Los actos en recuerdo de las víctimas de los atentados del año pasado en Barcelona y Cambrils, que se celebrarán la próxima semana, no son una cuestión meramente protocolaria. La expresión de la solidaridad y de la unidad de las instituciones, las fuerzas políticas y la ciudadanía es un pilar fundamental de la lucha contra el fanatismo terrorista y en la defensa de una sociedad abierta y libre.

Cuando va a cumplirse un año de los ataques yihadistas perpetrados en Barcelona y Cambrils, en los que fueron asesinadas dieciséis personas, continúan conociéndose detalles que muestran la voluntad sanguinaria de los terroristas y que indican que es necesario refinar los mecanismos policiales y de información para tratar de evitar que hechos parecidos vuelvan a producirse. La coordinación entre las fuerzas de seguridad, la cooperación internacional, especialmente con los demás países europeos y el análisis correcto de los datos sobre los grupos y personas vinculados al integrismo islámico son aspectos fundamentales en los que hay que seguir trabajando.

Pero junto a ello, hay que ser conscientes de que la defensa de la sociedad y el Estado democráticos requiere perseverar sin fisuras en la unidad política frente al terror. Expresar esa voluntad de unidad de todos los españoles, al tiempo que su solidaridad con las víctimas y con las ciudades atacadas, es el argumento que debe regir en los actos que los días 17 y 18 tendrán lugar en Barcelona y Cambrils en el primer aniversario de los atentados. La presencia del Rey como Jefe del Estado tiene pleno sentido y en torno a ella deben agruparse las demás instituciones.

Para Aragón, tan vinculado por proximidad geográfica y humana a los escenarios de aquellos crímenes, el recuerdo supone una emoción especial, que debe contar con la adecuada representación de nuestras instituciones autonómicas tanto en Barcelona como en Cambrils.