Parlamento colgado

Lleva España dos años y medio sufriendo lo que los británicos llaman un ‘parlamento colgado’, es decir, una situación en la que el gobierno no está respaldado por una mayoría parlamentaria estable, porque tal mayoría no existe. Un ‘parlamento colgado’ provoca parálisis política: es casi imposible legislar y, por lo tanto, no se pueden hacer reformas significativas ni tomar medidas a largo plazo que aborden los problemas de fondo del país. Si esto era así con los 137 diputados de Rajoy, apoyados a ratos por los 32 de Ciudadanos, lo va a ser doblemente con los 84 de Sánchez, más que apoyados, presionados cuando no chantajeados por Podemos y por los separatistas de Puigdemont. Así las cosas, tras dos años y medio prácticamente perdidos en la tarea de diseñar el futuro de España, cuando pensamos en las próximas elecciones generales, la primera incógnita no es quién gobernará, sino si alguien podrá gobernar. Si las urnas darán por fin paso a una coalición estable que cuente con escaños suficientes en el Congreso y en el Senado como para desarrollar un programa político coherente. Mientras tanto, prolongar la situación actual tiene cada vez menos sentido.