Deshielo incierto

Sánchez y Torra se reúnen en la Moncloa para recuperar el diálogo pese al desacuerdo sobre la autodeterminación.

Primera reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra
Primera reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra
Ballesteros

Pedro Sánchez y Joaquim Torra han ratificado el deshielo entre el Gobierno del país y el de la Comunidad catalana. No obstante, la voluntad de diálogo mostrada por el presidente del Ejecutivo solo ha obtenido como respuesta la reiteración de los postulados secesionistas, a pesar de que son falsos o ilegales: autodeterminación, políticos presos y rechazo del Rey

El inquilino de la Moncloa se presentó ayer con la mano tendida y el presidente de la Generalitat acudió a la cita con el lazo amarillo prendido en la solapa como si España fuera un Estado no democrático que tiene presos políticos. De nuevo, el ‘president’ ha querido actuar con un doble juego: por una parte, se atiene formalmente a la legalidad constitucional acudiendo a la convocatoria del Gobierno, como lo están haciendo todos los presidentes autonómicos; por otra, sigue erosionando las instituciones catalanas situándose insensatamente al borde de la ley, reiterando las viejas provocaciones independentistas y no representando a más de la mitad de los ciudadanos catalanes, los que no votaron por opciones rupturistas.

Pedro Sánchez ha optado por tomar la iniciativa para contribuir a reducir las tensiones de un conflicto que lleva demasiado tiempo enquistado. Esta misma actitud debe exigirse tanto a la Generalitat como a los partidos soberanistas. No vale con que Torra y su equipo valoren positivamente la reunión de la Moncloa porque han podido decir que no renuncian a la autodeterminación. Ya es hora de que asuman que su ilusoria vía unilateral hacia la independencia ha fracasado y que, como en cualquier otro Estado de derecho, y España lo es plenamente, a quienes han conculcado la ley les toca responder de sus actos ante la justicia. En cuanto a la negociación bilateral que se anuncia, Sánchez debe tener claro que la debilidad de su Gobierno no puede hacerle ceder al chantaje de los grupos secesionistas.