Conforme uno va cumpliendo años o cerrando ciclos, empieza a tener la sensación de haber vivido ya lo que ante la vista se le presenta como nuevo. En septiembre de 1993, cuando el socialista José Marco se hizo con la DGA tras una moción de censura apoyada por el tránsfuga Gomáriz, su consejero de Presidencia, Ramón Tejedor, dejó caer en su primera entrevista el siguiente titular: «Vamos a poner Aragón patas arriba». Dicho y hecho. Aquel fue un gobierno nonato. Tenía año y medio por delante, pero su presidente ni siquiera logró completar mandato al ser condenado e inhabilitado tras una larga sucesión de despropósitos que devolvieron el poder al centroderecha. Hasta ahora, ese ha sido el sino de las mociones de censura: casi nadie vuelve a gobernar tras ganar una. Por eso cuando ahora se escucha al nuevo ministro de Ciencia, el astronauta Pedro Duque, aventurar que el Gobierno de Sánchez «va a poner España en órbita» da qué pensar. Y viendo sus primeros pasos con la Cataluña de Torra, con el País Vasco del Cupo, con la financiación de las demás comunidades, con nuevos impuestos o con el ya exministro Màxim Huerta, mucho más.