Lord Voldemort

Aznar nunca ha sabido llevar bien su rango de expresidente cuando su partido ha estado en el poder. Que fuera un incordio con Zapatero en el Gobierno entraba dentro de lo previsible y hasta comprensible. Pero su sombra ha acabado por convertirle en una especie de Lord Voldemort, el innombrable que aparece en escena para sembrar miedo y complicar en la medida de lo posible los momentos más difíciles del PP. Hasta el punto de que se ha convertido en el peor enemigo del partido.

Y no lo oculta. Horas después de que Rajoy anunciase que abandonaba el liderazgo del PP, en un alarde de soberbia, se ofrecía para refundar el centro-derecha, ese que ha destrozado Rajoy según daba a entender. Y añadía: "No tengo ningún compromiso partidario ni me considero militante de nada ni me siento representado por nadie".

Si bien las opiniones son libres, un poco de lealtad se le presuponía a quien ha presidido el Partido Popular y el Gobierno, y a quien señaló en su cuaderno azul a Rajoy para que fuera su sucesor. No es que Rajoy sea santo de mi devoción, pero Aznar consigue que cierre filas en torno a él.