Tomar la iniciativa

El presidente de España, Mariano Rajoy.
El presidente de España, Mariano Rajoy.
Efe

Entre el desvarío secesionista, que vuelve por los fueros del golpismo, y la ausencia de una mayoría parlamentaria que respalde al Gobierno, la política española está varada y con grave riesgo de que el país sea arrojado contra los arrecifes, que no son pocos. Y vamos ya por el tercer año de parálisis. Añádase a ello la flema proverbial que se gasta Rajoy, que a ratos parece imperturbable serenidad, pero en otras ocasiones, cada vez más, suena a indolencia. Y súmense todavía los nubarrones que se dibujan en el panorama internacional, desde el precio del petróleo a la amenaza de turbulencias financieras –y no solo financieras– en Italia. Con todo ello junto, es difícil ver un resquicio para el optimismo. El único, tal vez, es que hasta ahora vamos esquivando el desastre y que la economía continúa creciendo. ¿Pero hasta cuándo nos durará esa inercia? Muchos españoles verían con agrado, y con alivio, que los partidos constitucionales, que están más o menos en sintonía sobre Cataluña, fueran más allá y tomaran la iniciativa, conjuntamente, para sacarnos del marasmo. No puede ser que la agenda política de España la marque un prófugo. Y todavía menos, que no tengamos agenda.