Regeneración

El presunto hurto de dos botes de crema en un hipermercado cometido hace siente años ha precipitado la dimisión de Cristina Cifuentes, cuyo futuro político ya estaba prácticamente sentenciado tras la polémica por la falsificación de su máster. Urge que todos los partidos pongan en marcha un proceso de regeneración democrática.

Cristina Cifuentes, en el momento de anunciar su renuncia
Cristina Cifuentes, en el momento de anunciar su renuncia

La difusión, este miércoles, de un vídeo que recoge el momento en el que la dirigente del PP es retenida por un vigilante en un hipermercado en 2011, cuando era la número dos de la Asamblea de Madrid, ha sido la puntilla. El episodio del supuesto robo se suma al caso del máster cuya obtención, en 2012, rodeada de irregularidades, ha abierto una crisis en la URJC y una investigación en la Fiscalía. La decisión de dimitir como presidenta de Madrid, ha asegurado ella misma, ya la tenía tomada y pensaba anunciarla el próximo 2 de mayo. Finalmente, el vídeo lo ha precipitado todo.

No es fácil saber si es cierto, como denuncia la propia Cifuentes, que existe una campaña de acoso y derribo contra su persona. Lo que sí es seguro es ella ha destruido su credibilidad sumando mentiras, contradicciones, dañando el prestigio del sistema universitario, poniendo en cuestión a las instituciones madrileñas y, sobre todo, coadyuvando a seguir minando la confianza de la gente en sus políticos. Se suma así a los numerosos personajes que, con actitudes impropias o directamente delictivas, vienen enlodando la vida pública en España. Por ello, el presidente Rajoy y los demás líderes de todos los partidos deben tomar conciencia de que el deterioro de la clase política es un asunto de suficiente envergadura como para reaccionar de una vez con firmeza.