A principios de mes, el PSOE le dio la puntilla al pacto por la educación al retirarse de la comisión parlamentaria creada al efecto. Y la semana pasada, Ciudadanos le aplicó la misma suerte a la reforma del Estado autonómico. En el primer asunto, Pedro Sánchez imita el gesto de Peces Barba durante el debate constitucional, repetido después por una u otra fuerza política, como hizo el PP durante el gobierno de Zapatero. Para llorar. La educación, por lo que se ve, nunca dejará de ser campo de batalla. Menos mal que, aun así, sigue habiendo maestros en España; y la mayoría esforzados. Pocas lágrimas merece en cambio el fracaso de la reforma territorial, cuyo planteamiento fue una concesión del PP para asegurar el apoyo socialista al artículo 155. Poco bueno podía salir de esa comisión en unas circunstancias de tensión como las actuales, salvo arrimar el ascua a la sardina del presunto federalismo que propugna el PSOE. Tengan en cuenta, en todo caso, quienes quieren transformar la estructura territorial, que la reforma del Estado de las autonomías no significa necesariamente más autonomía, porque lo que muchos españoles quieren es justo lo contrario, más Estado.