Los presupuestos son la clave de la gobernabilidad

Si no logra aprobar los presupuestos del Estado, el presidente Rajoy no podrá seguir gobernando, al carecer de apoyo parlamentario y del crédito político necesario.

El presidente español, Mariano Rajoy
Rajoy pide al PSOE responsabilidad para cambiar el sistema de financiación

La Comunidad autónoma de Aragón acaba de aprobar sus presupuestos para 2018. En cambio, a estas alturas del año el Gobierno central aún no ha presentado al Parlamento su proyecto. Todavía no es seguro que puedan aprobarse en caso de que se presenten. La alternativa sería gobernar sobre la base de decretos-ley, lo que plantearía muchas dificultades.

Si no se aprueban los presupuestos para 2018, el Gobierno ha anunciado un decreto-ley para subir los sueldos de los funcionarios, otro para actualizar las entregas a cuenta para la financiación de las CCAA de régimen común, necesitaría un tercero para cumplir el compromiso de equiparar los sueldos de las policías. Todas estas medidas requerirían la convalidación del Congreso, lo que no sería difícil, puesto que nadie se opondría a este reparto de favores clientelares.

Sin embargo ¿habrá ingresos suficientes para tantas alegrías? El Gobierno confía en que continúe el crecimiento económico, lo que elevará los ingresos públicos de forma automática. A falta de conocer los datos definitivos de 2017, las previsiones apuntan a un déficit público del 3%. Dado que las administraciones territoriales se compensan entre sí, todo el déficit público de España se deberá al Estado y a la Seguridad Social. Teniendo en cuenta que dicho resultado se habrá producido con un crecimiento económico alto, del 3,1% del PIB, la necesidad de que el Gobierno de España adopte medidas estructurales para sanear su sector público central resulta evidente. Por eso, como primera herramienta, necesitamos presupuestos generales del Estado.

Si el Parlamento rechazase las cuentas para 2018, la extrema debilidad del Gobierno quedaría patente. El presidente Rajoy no podría sostenerse porque, si bien las prórrogas presupuestarias permiten que la administración y los servicios públicos sigan funcionando, la ausencia de capacidad política para gobernar agravaría los problemas. Por ejemplo, hace unos días el presidente de la Conferencia de Rectores declaró: «La universidad no puede aguantar un día más», poniendo de manifiesto las consecuencias de no atender la I+D, entre otros asuntos. Más ejemplos: los pensionistas se manifiestan en toda España, pidiendo que se revaloricen las pensiones con la inflación; los funcionarios de prisiones piden, también ellos, la equiparación salarial; las CCAA de régimen común exigen la reforma de su sistema de financiación; los alcaldes se reúnen para que se les deje gastar el superávit y un sinfín de cuestiones que se acumulan en la agenda del Gobierno, con una oposición al acecho de cada error u omisión. Sin presupuestos, el desgaste del PP continuaría y sería aún más grave del que ya observamos en las encuestas.

El presidente Lambán ha sabido negociar y acordar un presupuesto para Aragón, a pesar de que afronta una situación parlamentaria tan complicada como Rajoy. Si no logra aprobar los del Estado, Rajoy no podrá seguir gobernando, al carecer de apoyo parlamentario y del crédito político necesario. Debería convocar elecciones antes del verano, dejando paso a otro liderazgo. De no hacerlo, podría llevar a su partido al suicidio político y a España, quién sabe dónde.