El juicio de los ERE perjudica seriamente la salud

Manuel Gómez ha acudido al juicio en silla de ruedas tras haberse roto los dos pies y Antonio Fernández padece una severa afonía causada por una faringitis.

El 'paseíllo' judicial para los 22 ex altos cargos de la Junta de Andalucía en la pieza política del caso ERE parece tener efectos colaterales ya no en un posible daño a su imagen, sino incluso en su salud física, a tenor de los incidentes que algunos de ellos han sufrido desde que comenzó el juicio.

Tras un mes de parón, el juicio se ha reanudado este lunes y a él ha acudido el exinterventor de la Junta Manuel Gómez en silla de ruedas, tras haber sufrido en este lapso un accidente en el que se ha roto los dos pies, por lo que su abogado ha pedido que se le dispense de asistir a las sesiones hasta su recuperación y mientras no le toque declarar.

Gómez, al que se han acercado casi todos los procesados antes de entrar a la sala para interesarse por su estado de salud, ha permanecido hasta un receso celebrado a mediodía, un par de horas en las que se le ha visto mover las piernas arriba y abajo en su silla de ruedas para evitar el riesgo de un trombo, motivo alegado por su letrado para pedir su dispensa.

Y es que el juicio va para largo, tres sesiones semanales hasta el 31 de octubre según un calendario provisional marcado por el tribunal.

Cada jornada se inicia a las 10.00 de la mañana y se prolonga hasta las 14.30 o 15.00, suficiente tiempo para que sufran las posaderas, como se quejan varios acusados de manera informal al terminar, pese a que la Consejería de Justicia ha cambiado los bancos de madera por sillas nuevas en esta sala de vistas.

El exinterventor no es el único que ha acudido al juicio con problemas de salud, ya que el exconsejero de Empleo Antonio Fernández padece una severa afonía por una faringitis ante la que necesitará un mes de tratamiento.

A Fernández le tocaría declarar en segundo lugar entre los acusados, tras el exdirector general de Trabajo Javier Guerrero, por lo que su abogado ha pedido que se aplace su interrogatorio hasta que recupere la voz y el tribunal ha retrasado su decisión a este martes a la espera de que presente un certificado médico.

Sin voz se hubiera quedado también este lunes el letrado de la administración de justicia de la sección primera de la Audiencia, Rafael Castro de la Nuez, si no hubiera contado con el apoyo de una compañera para alternarse en la lectura de las declaraciones policiales y judiciales realizadas por Guerrero desde 2011.

Aunque estaba previsto que el juicio se reanudase con el inicio de los interrogatorios a los acusados, empezando por Guerrero, este ha anunciado que sólo iba a contestar a las preguntas de su abogado, ante lo cual los fiscales han pedido que entonces se lean las diversas declaraciones que hizo desde que estalló el caso ante la Policía, la Guardia Civil y los jueces instructores.

La lectura ha consumido las más de cinco horas de sesión y no ha terminado, ya que sólo en su primera comparecencia ante la jueza Mercedes Alaya -en marzo de 2012- Guerrero estuvo tres días respondiendo a sus preguntas.

Al letrado de la administración de justicia de esta sala le está tocando leer más de lo habitual, pues las partes ya exigieron al comenzar el juicio que se leyeran sus escritos de acusación y defensa, un trámite que se suele obviar, si bien entonces varios abogados defensores optaron por relevarle y leer ellos sus propios escritos.

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