Avisos por Cataluña

Pasan los días y la situación en Cataluña sigue empantanada sin que se vea la luz al final del túnel. Carles Puigdemont continúa maniobrando, ahora desde Dinamarca, para lograr ser investido de nuevo como presidente de la Generalitat. Una de las consecuencia más importantes de este empeño absurdo e ilegal es el deterioro económico.

El FMI ha rebajado en una décima su previsión de crecimiento en España para 2018, debido a la "incertidumbre" asociada al desafío independentista en Cataluña. Nuestro país crecerá este año el 2,4% frente a los renovados bríos de la economía global, que crecerá el 3,9%, dos décimas más de lo estimado en octubre. Y el Banco de España anticipa otra crisis en la comunidad autónoma catalana si el independentismo no actúa con respeto a la ley. Cataluña necesita desembarazarse cuanto antes de Puigdemont y de sus estrambóticas propuestas para ser investido por vía telemática o por delegación. Los votos obtenidos no pueden garantizarle la impunidad. Las urnas han dado a los partidos independentistas los escaños necesarios para formar gobierno y tienen el derecho de intentarlo. Pero han de hacerlo con escrupuloso respeto a las legislaciones catalana y española. Fueron precisamente las violaciones de la ley las que desestabilizaron Cataluña hasta tal punto que han terminado por deteriorar las previsiones de crecimiento económico para el conjunto de España. Si la situación continúa enquistada y se cronifica la incertidumbre, se dañará aún más la economía, porque la desconfianza retraerá el consumo, la creación de empleo, la compra de vivienda, la llegada de turistas y las inversiones extranjeras.