Temporal político

No hay mal que por bien no venga ni bola de nieve que no alcance la cabeza del rival. Cuando los copos caían el sábado por todo el centro y norte, todavía sin problemas, hubo quien advirtió lo que podía pasar. No tanto por dotes predictivas o conocimiento meteorológico como por el hecho de que la historia se repite. Los españoles, además, somos muy de echarnos a la carretera y saltarnos a la torera los avisos que lo desaconsejan. Aun así, uno se pone en la piel de las familias atrapadas con niños y sin calefacción y es para temblar. O para pensar: ¿cómo es posible que los aviones aterricen en la estepa siberiana y los vehículos no puedan circular en la meseta castellana? Algo falla y no es la Guardia Civil ni la UME. Tampoco fallan los políticos, prestos a liarse en la tradicional y estéril guerra dialéctica contra el gobierno y el ministro de turno. Olvidan que esta vergüenza de la AP-6 y la AP-1 ha sucedido periódicamente con ejecutivos y responsables de Fomento de todos los colores. José Blanco, Magdalena Álvarez, Ana Pastor… Hoy le toca a De la Serna y muchos pedirán su cabeza. Amén. Pero nadie prestará la suya para pensar qué narices hacemos para que no vuelva a ocurrir.