Gabriel Montoya Jiménez, un recluso de la prisión asturiana de Villabona, apareció aparentemente muerto en su celda este domingo, 7 de enero. O al menos, eso parecía, ya que funcionarios de la cárcel apreciaron que no tenía constantes vitales.

Según apunta el diario El Comercio, dos facultativos que estaban en las instalaciones certificaron su fallecimiento, al igual que hizo el médico forense de la comisión judicial que acudió a la cárcel.

Hasta ahí, todo normal dentro del procedimiento en este tipo de casos. Avisaron a sus familiares y los servicios funerarios lo trasladaron al Instituto de Medicina Legal de Oviedo.

La sorpresa llegó horas después, poco antes de la realización de la autopsia al cuerpo. Tanto operarios de la funeraria, como el auxiliar de autopsias se dieron cuenta de que el cadáver se movía dentro de la bolsa y emitía sonidos similares a ronquidos, ya que estaba vivo.

Montoya, de unos 50 años y con múltiples patologías previas, enseguida fue trasladado hasta al Hospital Universitario de Asturias, donde se encuentra ingresado en la UCI.

El centro penitenciario de Villabona ha abierto una investigación interna para esclarecer lo sucedido.