Bélgica se desmarca de Puigdemont: le afea que no esté "con su pueblo" y le niega una sala para comparecer

El viceprimer ministro belga le dice al expresident: "Cuando se pide la independencia, más vale quedarse con su pueblo"

Carles Puigdemont, el sábado en Gerona.
Carles Puigdemont, el sábado en Gerona.
Agencias

El Gobierno de Bélgica se está desmarcando abiertamente de la presencia en Bruselas del expresidente catalán, Carles Puigdemont, y parte de su Gobierno cesado.

El primer ministro belga, Charles Michel, dejó claro este martes, a propósito de la crisis catalana y de la presencia del expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont en su país,  que "todos los ciudadanos tienen los mismos derechos".

"Los mismos derechos y deberes corresponden a todos los ciudadanos europeos, ni más ni menos", señaló Michel en un mensaje en Twitter.

Michel reiteró que Puigdemont y el resto de consejeros catalanes "no han venido a Bélgica a invitación del Gobierno belga".

Por contra, el primer ministro belga dejaba claro en un comunicado "estar en contacto diplomático regular" con el Gobierno español.

"Puigdemont no está en Bélgica a invitación nuestra, ni a iniciativa nuestra. La libre circulación en el seno del espacio Schengen le permite estar aquí sin más formalidad. Ha venido a Bruselas porque es la capital de Europa. Será tratado como cualquier otro ciudadano", añadió el primer ministro belga.

Horas antes, el viceprimer ministro de Bélgica y responsable de Economía, Kris Peeters, advertía que cuando un líder llama a la independencia "más vale quedarse cerca de su pueblo".

"No quiero prejuzgar nada, pero cuando se pide la independencia, más vale quedarse cerca de su pueblo", ha declarado Peeters en una entrevista con la cadena pública flamenca VRT.

El democristiano flamenco (CD&V) ha abogado por conservar la "cabeza fría" y esperar a ver qué anunciaba Puigdemont en la rueda de prensa que ha ofrecido a las 12.30 en la sede de una asociación de prensa internacional en el barrio europeo de Bruselas.

Según informa 'La Vanguardia', la oficina del primer ministro de Bélgica ha denegado este martes a Puigdemont el alquiler de una sala para realizar su declaración pública.  Es ese el motivo por el que finalmente ha tenido lugar en Brussels Press Club, situado a pocos pasos de las instituciones comunitarias.

La última vez que había comparecido en público Puigdemont fue el pasado domingo, en un mensaje grabado y bastante críptico que fue emitido por TV3 a las 14.30, mientras el expresidente paseaba y tomaba vinos por el casco viejo de Gerona.    

Al día siguiente, lunes, a primera hora jugó al despiste publicando una foto haciendo creer que estaba en el despacho del president de la Generalitat en el Palacio de Sant Jaume. Pero no era así: había viajado a Bruselas vía Marsella.

Ya en Bélgica, el expresidente evitó en todo momento ser visto en público y no se informó de su agenda, aunque más tarde se supo que el abogado Paul Bekaert, conocido en España por haber defendido a varios etarras detenidos en Bélgica, se había reunido con él y va a ejercer como su abogado en el país.

Bekaert confirmó que recibió a Puigdemont en su despacho, en la localidad de Tielt, a una hora en coche al norte de Bruselas, y que asumía su defensa en Bélgica, aunque no quiso aclarar si su defendido baraja solicitar el asilo en este país.

El secretario de Estado de Asilo e Inmigración, el nacionalista flamenco (N-VA) Theo Francken, abrió la puerta el pasado domingo a la posibilidad de que Puigdemont solicitara la protección internacional.

El primer ministro, Charles Michel, por su parte, reprendió a Francken, al que pidió "no echar más leña al fuego" y negó que el asunto estuviera en la agenda del Gobierno.

Crisis interna en Bélgica por la presencia de Puigdemont

Así, antes de la visita de Puigdemont y sus exconjeros a Bruselas ya se produjeron las primeras fricciones en el seno del Gobierno belga. Pero su llegada no ha hecho sino agravar la situación. El partido liberal francófono MR, uno de los socios de la coalición que gobierna en Bélgica, ha dicho este martes que la visita a Bruselas del expresidente de la Generalitat catalana Carles Puigdemont es a título "privado" y ha rechazado comentarla.

El jefe del grupo del MR en el Parlamento federal, David Clarinval, ha respondido así a las críticas de distintos partidos belgas al primer ministro Michel, del MR, por no dar explicaciones sobre la presencia en Bélgica de Puigdemont.

Clarinval ha señalado que al partido no le ha llegado información sobre las intenciones del expresidente catalán.

"Si hubiera una demanda de asilo, sería tratada por un organismo independiente, a saber el Comisariado General para Refugiados y Apátridas y el gobierno de Charles Michel, que respeta el Estado de derecho, no sería solicitado", ha considerado.

También ha calificado de "escandaloso" que el debate catalán sea rebajado a "pequeños juegos (...) que no engrandecen la acción política".

El presidente del Partido Socialista francófono, Elio Di Rupo, y el jefe de grupo del mismo partido en el Parlamento federal, Ahmed Laaouej, han señalado en los últimos días que Bélgica se ha convertido en "el hazmerreír de la escena internacional".

"Al acusar al primer ministro de menospreciar la imagen de Bélgica con meras suposiciones, el PS demuestra que no tiene reparos en utilizar el primer rumor que pasa para golpear al gobierno: es patético", añadió.

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