Puigdemont logra el aval del PDeCAT para declarar la secesión en respuesta al 155

Los neoconvergentes descartan las elecciones a cambio de una marcha atrás como pide Rajoy.

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.
Afp

A pesar de que en las últimas semanas y meses, desde el PDeCAT acusaban al presidente de la Generalitat de ir más o menos por libre, Carles Puigdemont recibió el miércoles el aval de los suyos para declarar la independencia en caso de que, como todo apunta, Mariano Rajoy ponga este jueves en marcha el artículo 155 de la Constitución y decida por primera vez en 40 años de democracia española la intervención de una comunidad autónoma.

Puigdemont avisó el martes que no se movería de su posición inicial, por lo que con toda seguridad no aclarará si declaró o no la independencia hace una semana, apelará al diálogo y obligará mover ficha a Rajoy. El presidente del Gobierno ya tiene todos los mecanismo legales preparados y solo le falta pulsar el botón. En cuanto lo haga -podría ser este jueves-, la Generalitat advirtió de que respondería con contundencia.

El gesto que la mayoría de los sectores independentistas reclaman a Puigdemont, más aún tras el encarcelamiento de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, es que levante la suspensión de la declaración de independencia, que el propio presidente de la Generalitat decretó el martes pasado en el pleno en el que no acabó de proclamar la república. En el independentismo no se acabó de entender el frenazo del dirigente nacionalista, que ahora tendrá la oportunidad de redoblar el desafío, aunque en la reunión que el miércoles celebró el PDeCAT tampoco se dieron detalles de por donde iría la declaración de independencia, si poniendo en marcha la ley de transitoriedad jurídica como pide Esquerra, haciendo una votación solemne en la Cámara, como quisiera la CUP, o con una mera proclamación formal.

«El presidente tendrá toda la complicidad del PDeCAT para levantar la suspensión y hacer efectivo el mandato del 1-O», afirmó la coordinadora general de la formación, Marta Pascal, al final del consejo nacional urgente que celebró la formación para analizar la situación política. A puerta cerrada, Puigdemont se limitó a decir que ante el 155 activará la DUI y después «seguirá hacia adelante».

El cónclave neoconvergente no se presentaba fácil. La formación heredera de Convergència, en caída libre en las encuestas y viendo cómo ERC se ha consolidado como la fuerza de referencia del soberansimo, no está como para abrir heridas internas y aunque en el partido coexisten diferentes sensibilidades, lo que el miércoles se impuso fue la necesidad de cerrar filas con el presidente de la Generalitat catalana.

Tres corrientes

En estos momentos, en la formación que preside Artur Mas hay tres tendencias sobre los pasos a seguir tras la aplicación del 155. Está la opción que defiende Puigdemont y que avaló el partido de manera mayoritaria, que apuesta por replicar a Mariano Rajoy levantando la suspensión de la declaración de independencia. Es la vía rupturista, que mejor casa en el juego de equilibrios con los otros socios independentistas, sobre todo ERC, que estos últimos días está elevando el tono, y la CUP, que vigila de cerca a sus aliados para que no se desvíen del camino hacia la república independiente.

Luego hay un segundo sector, de moderados, con Santi Vila y Andreu Mas Colell a la cabeza, que llevan semanas pidiendo calma a Puigdemont y que mantenga la proclamación de la república en el cajón. En estos momentos, es el ala del partido con menos peso, aunque se mantiene a la espera y trata de recobrar la influencia que el mundo empresarial tenía en la antigua CiU. El PDeCAT mide todos sus pasos porque un movimiento en falso en este sentido podría hacerle aparecer como el traidor del proceso y esa sería una mochila letal en las elecciones.

Y últimamente también ha surgido un tercer sector, compatible con el primero, y en el que estaría integrado Artur Mas, que reclama la DUI, pero al mismo tiempo pide elecciones anticipadas, en esta caso presentadas bajo la etiqueta de «constituyentes». Mas es uno de los dirigentes soberanistas que más ha pisado el freno en los últimos tiempos. «Para ser independiente», dijo recientemente, «hay algunas cosas que nosotros aún no tenemos». Entre ellas, el control del territorio, la recaudación de impuestos o el sistema de justicia propio. «Hasta que esto no sea operativo, la independencia no es real», afirmó. En cualquier caso, la coordinadora general del partido afirmó que en estos momentos «no está encima de la mesa» la posibilidad de que el presidente catalán convoque unas elecciones anticipadas y renuncie a la declaración de independencia como le pide el Gobierno central.

El consejo nacional extraordinario aprobó además la celebración el próximo 11 de noviembre de una conferencia ideológica, que debería sentar las bases del programa electoral de los convergentes en las próximas elecciones.

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