Temporal

¿Estaremos desarrollando también alguna resistencia líquida frente a las inclemencias del tiempo? Eso explicaría que llamemos ola polar al simple hecho de que nieve en invierno, pero no que este país llegue a colapsarse cuando caen unos copos sobre las autopistas o las vías del AVE.


Lo denunciaba en estas páginas uno de los cientos de camioneros atrapados durante todo un día en la autovía Mudéjar: "En Alemania nieva más y nunca se cortan las carreteras". En Rusia el invierno es extremo y sufre por estas fechas las duras heladas de la Epifanía, pero tampoco se paran los trenes ni se cancelan vuelos, como sucedió hace años en Barajas. Entonces se exigieron dimisiones y Zapatero tuvo que salir en defensa de la ministra Álvarez ante aquella carga implacable del PP.


Tal vez porque la memoria política también se esté licuando, el presidente Rajoy y el ministro De la Serna se han apresurado a justificarse achacando a un "cúmulo de excepcionalidades" el inexplicable caos vivido con el temporal en el sureste español. No habrá motivos para dimisiones, pero deberían reconocer al menos que han fallado primero los mecanismos de prevención y, después, los de respuesta ante la emergencia.