Un 70% de los padres que conocían el acoso a sus hijos no logró evitar su suicidio

Javier Urra recomienda acudir a un profesional y expulsar al acosador del centro.

El acoso escolar es una de las principales causas de preocupación de los padres.
El acoso escolar es una de las principales causas de preocupación de los padres.
Aránzazu Navarro

El 70% de los padres de niños que se han suicidado tras sufrir acoso escolar no pudieron evitar ese trágico final a pesar de que sabían que sus hijos estaban padeciendo esas situaciones, según explica en una entrevista el psicólogo y ex defensor del Menor, Javier Urra.


"¿A quién se cambia de colegio? A la víctima, en lugar del acosador o acosadores. Si se repite el acoso en otro centro, la víctima se siente culpable y no ve salida a su situación", señala Urra, quien advierte de que "los padres no siempre pueden evitar el suicidio de un hijo" y necesitan el apoyo de profesionales.


Urra, que acaba de publicar 'Primeros auxilios emocionales para niños y adolescentes' (Esfera de los Libros), en el que aborda los riesgos que sufren los menores y las 'vacunas' -para prevenirlos- o el 'antídoto' -si ya tienen el problema- para superar situaciones de acoso o adicciones, por ejemplo, analiza el caso del suicidio de una niña de 13 años esta semana en Murcia tras ser víctima de presunto acoso escolar.


Asegura que los casos de depresión que sufren los niños por acoso escolar son más difícil de abordar porque no se suele diagnosticar esa enfermedad: "Se calcula que el 60% de los niños deprimidos no tienen tratamiento, porque esa patología no da la cara y la gente no se da cuenta: lo interpreta como cambios de conducta, en la alimentación o en el sueño, entre otros".


"Hay niños que tienen un gran vacío existencial, que no tienen un proyecto vital, que son muy sensibles, entienden el entorno desde el miedo y piensan que todos les miran y se ríen de ellos y si tienen una experiencia mala en un colegio y va a otro y también, y ve que sus padres no le pueden ayudar, puede pensar que para qué quiere seguir sufriendo", relata.


Cuando los padres tienen elementos de que "un hijo tiene pensamientos autolíticos" -autodestrucción-, en primer lugar tienen que desplazar tópicos como el de que 'el que lo dice no lo hace', porque "cuanto más haya elaborado cómo lo va a hacer, el riesgo se incrementa".


En segundo lugar, deben pensar que no pueden salvar solos a su hijo: "Deben estar apoyados de especialistas y a veces con psicofármacos".


Para Urra, psicólogo de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y de los Juzgados de Menores de Madrid, sería bueno que en todos los colegios hubiera un psicólogo que estudiara desde dentro los comportamientos de los niños y se hicieran "pruebas de filtrado" para conocer el grado de depresión, ansiedad u otros sentimientos que alertan de situaciones que los niños pueden estar pasando.


Cree que los medios de comunicación deben abordar estos temas adoptando ciertas pautas, como no detallar la forma en la que el niño se ha suicidado y explicar "no solo lo positivo de la víctima, sino también sus inestabilidades, si las tuviera".


En este último libro, Urra describe los perfiles de las víctimas y de los acosadores escolares. "El acosador suele ser un niño que no se siente querido por el resto, pero que impone ser respetado, es posible que en casa sea un chaval agresivo, que busca una corte que le ría las gracias; suele ser físicamente fuerte y resuelve casi siempre con la violencia cualquier conflicto".


Respecto a la víctima, suele ser una persona "débil en el contexto de relación con su entorno, sin grupo de apoyo que le proteja y que por alguna característica se diferencia del resto".


"Y luego están el resto de los niños, que son conscientes de ese acoso, pero que tienen miedo y no lo impiden", añade el experto, quien opina que los profesores "tienen un papel muy importante para cortar esas situaciones".


Urra propone ayudar a los niños que sufren estas situaciones a fortalecer su autoestima y a que se doten de habilidades sociales. Una forma de ayudar a las víctimas es intentar que no se sientan culpables de lo que les ocurre. "Hay que sacar a los agresores del colegio para dar un ejemplo de que el que sale fuera es el agresor y no la víctima".


El especialista recuerda que la mejor vacuna, ante este y otros problemas, "es educar correctamente" y hacerlo poniendo en práctica lo que se pretende enseñar. "Algunos padres dicen que su niño es insensible, que no es compasivo; pues llévale a un hospital y que vea a niños que están enfermos para que conozcan esa realidad", aconseja.

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