Trece años de cárcel para un hombre que mató a su madre a martillazos

Golpeó de forma reiterada en la cabeza y en el pecho a su madre, de 72 años y enferma de cáncer.

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a trece años de prisión a Fernando Luis U.J. por el asesinato a martillazos de su madre, en julio de 2015.


El tribunal impone esta pena en una sentencia dictada después de que un jurado declarase culpable de asesinato al procesado y considerase que actuó con suficiente uso de razón para saber que estaba matando a su madre y que quería hacerlo.


El jurado consideró probado en la mañana del 31 de julio de 2015 en Madrid el acusado golpeó de forma reiterada en la cabeza y en el pecho a su madre, de 72 años y enferma de cáncer, quien murió en el acto por un shock traumático hemorrágico.


De hecho, la atacó de forma premeditada y planificada, por la espalda, para que no pudiera defenderse y, una vez perpetrado el parricidio, llamó a la Policía para informar de lo que había hecho.


También quedó establecido que el procesado odiaba a la víctima y que posteriormente pidió perdón a su hermano y renunció en su favor a la herencia de su padre, consistente en 120.000 euros.


El acusado explicó durante el juicio que desconocía "los motivos exactos" que le llevaron a cometer el crimen, si bien destacó que en aquella época padecía un trastorno depresivo que "nubló" su capacidad para tomar decisiones. Ocho años antes del crimen, ambos habían tenido un primer enfrentamiento violento que la madre no quiso denunciar y por el cual Francisco Luis comenzó a tomar antidepresivos.


La mañana de los hechos, su madre, con quien mantenía una "mala relación", le despertó para informarle de que su padre, única persona de la familia con la que mantenía buen trato y que se encontraba hospitalizado por un cáncer, había muerto, hecho que le "hundió por completo".


El fiscal pedía que se condenara al reo a 14 años de prisión y la acusación particular, ejercida por el hermano del detenido, solicitaba un año más de condena. Finalmente, el tribunal considera que concurre la circunstancia agravante de parentesco y las atenuantes de confesión y de reparación del daño, por lo que impone una condena de trece años de prisión e inhabilitación absoluta.

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