Historia de un eterno desencuentro

Aznar no ha dudado en discrepar públicamente del rumbo marcado por Rajoy en estos años.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la rueda de prensa ofrecida esta tarde en la residencia del embajador español en la ONU
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la rueda de prensa ofrecida esta tarde en la residencia del embajador español en la ONU
EFE/JuanJo Martin

La decisión de José María Aznar de abandonar la presidencia de honor del PP es el desenlace de una historia de desencuentros con el líder del partido y presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que comenzó poco después del relevo entre ambos y se ha prolongado hasta hoy.


Como presidente de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), vinculada al PP hasta el pasado mes de octubre, Aznar no ha dudado en discrepar públicamente del rumbo marcado por Rajoy en estos años.


Reproches de Aznar en asuntos delicados como la respuesta del PP al desafío independentista en Cataluña, la pérdida de votos en sucesivas convocatorias electorales o la falta de perfil político del Gobierno han ido ahondado poco a poco la profunda sima entre Aznar y Rajoy.


Si en las primeras discrepancias el PP intentaba templar gaitas y no caldear el ambiente, en los últimos tiempos destacados dirigentes del PP no han dudado en responder sin paños calientes a su antiguo líder.


Las continuas fricciones tuvieron un punto de inflexión hace apenas dos meses, cuando la Fundación FAES se desgajó definitivamente del PP y aprobó una reforma de sus estatutos con un nuevo órgano de gobierno sin vocales natos del partido.


Y esa ha sido la razón -o la excusa- de Aznar para desvincularse definitivamente del PP como cargo del partido, aunque se mantiene como militante.


La desvinculación, no obstante, no ha impedido a Faes seguir criticando la gestión del Ejecutivo, y así lo hizo hace tan solo una semana cuando criticó duramente la gestión y los pasos dados por el Gobierno ante la cuestión catalana.


Cataluña ha sido tal vez uno de los asuntos que más reprobaciones ha provocado por parte de Aznar a su sucesor en el PP.


Pero también ha habido numerosas críticas a la gestión del Ejecutivo en otras muchas cuestiones, desde la política económica -sobre todo en lo referente al control del gasto o las medidas fiscales- hasta el propio perfil político del Gobierno.


Los reproches, además, aumentaron a medida que el PP de Rajoy perdía votantes: empezaron en las europeas de 2014 y se acentuaron tras las elecciones municipales y autonómicas en las que el partido se quedaba sin buena parte de su poder territorial.


Aznar llegó a decir en una entrevista que el PP había perdido parte de su ADN y reclamaba al partido una "rectificación enérgica, creíble y suficiente", mientras le advertía de amenazas como la de Ciudadanos. Llegó a augurar que el partido de Albert Rivera podía arrebatar al PP el espacio de centro derecha.


Rajoy ha aguantado siempre estoico y discreto los envites de Aznar y trataba de quitar hierro al asunto, afirmando incluso que ambos se llevaban "estupendamente", eran otros en el partido los que respondían al expresidente.


A nadie sorprendió ya la noticia de que Rajoy no acudiría el pasado verano al campus Faes, que había clausurado desde que empezó a liderar el partido tras la marcha de Aznar.


En el PP recuerdan que ya entonces ambas partes estaban negociando la desvinculación de Faes del partido, aunque por entonces no se sabía que iba a producirse tal 'divorcio', que fue efectivo en octubre.


La última intervención de Aznar en un acto o reunión del PP fueron hace ahora un año, el 21 de diciembre de 2015, ante el Comité Ejecutivo Nacional que analizó los resultados de las elecciones generales celebradas un día antes y en las que el partido perdía la mayoría absoluta.


En aquella cita, Aznar reclamaba una "reflexión profunda" del PP que pasaba, dijo, por la celebración de un congreso nacional que debía ser "abierto" y en el que los militantes pudieran elegir a la dirección del partido.


Un año después, Aznar anuncia su renuncia a la Presidencia del partido en la misma jornada en la que el PP anuncia su intención de mejorar la participación interna para elegir al líder, dando el voto a los militantes en primera instancia, aunque la última palabra la seguirán teniendo los compromisarios.


Habrá que ver si ahora que Faes y su presidente están totalmente desvinculados del partido siguen opinando sobre ésta y otras decisiones del PP que continuará liderando Mariano Rajoy tras el congreso de febrero.


Será difícil que no lo haga una organización que preside quien lideró el PP durante catorce años y en cuya dirección están también muchos de sus antiguos ministros.


Nadie, en suma, da por acabada esta historia de desencuentros.

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