Como cada año, el Gobierno en pleno, diputados, senadores, representantes de altas instituciones del Estado e invitados de la sociedad civil, se darán cita en el Congreso de los Diputados para celebrar el aniversario de la Constitución y debatir sobre su vigencia en los tradicionales corrillos.

Habrá eso sí también ausencias destacadas, como la del líder de Podemos, Pablo Iglesias, y de su 'número dos', Íñigo Errejón, y la de los portavoces de todos los partidos nacionalistas de la Cámara. No estarán el portavoz del PDECat, la antigua Convèrgencia, Francesc Homs, ni el del PNV, Aitor Esteban. Tampoco acudirán a la llamada del Congreso, los representantes de ERC ni de EH-Bildu, ni la mayoría de los presidentes autonómicos.

De momento, sólo han confirmado su asistencia tres de ellos, ninguno de ellos de signo nacionalista: la madrileña Cristina Cifuentes, el gallego Alberto Núñez Feijóo y el asturiano Javier Fernández, responsable además de la gestora del PSOE tras la salida de Pedro Sánchez.

Pese a las ausencias, dentro y fuera del hemiciclo se hablará de la reforma de la Constitución que esta vez sí parece más cerca que nunca. En una reciente entrevista, el presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, Jesús Posada, se mostraba convencido de que si hay una "posibilidad" de reformar la Constitución es "ahora".

Posada ve factible abordar en esta legislatura la modificación de la Carta Magna por dos razones: que ningún grupo cuenta con mayoría absoluta y que, al mismo tiempo, existe una mayoría "clara" de dos tercios de la Cámara de partidos que él llama "constitucionalistas".

La actual presidenta del Congreso, Ana Pastor, que pronunciará un discurso el martes en el Salón de Pasos Perdidos, ya recalcaba este viernes que para reformar la Constitución tiene que producirse el mismo espíritu de concordia y entendimiento que se fraguó en 1978 y un amplio apoyo en la Cámara y entre los ciudadanos.

Es de la misma opinión la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que aseguraba en una comparecencia en el Congreso esta misma semana que sólo con consenso, concordia y prudencia puede abordarse esa reforma de la Carta Magna. No obstante, Sáenz de Santamaría advertía de que el objetivo debería ser mejorar el texto actual y no abrir debates que luego no se sepa bien cómo cerrar.

En los últimos días, el PSOE también ha emplazado al Gobierno de Mariano Rajoy a abordar de manera inmediata esa reforma.

Para ello, presentará próximamente la solicitud de creación de una ponencia parlamentaria con el fin de iniciar un proceso de diálogo y búsqueda de acuerdos para delimitar los aspectos compartidos de esa reforma. El modelo del PSOE gira en torno a la Declaración de Granada que consensuaron todos los socialistas en 2013 y que aboga por un proyecto federal del Estado que se sometería a votación de los españoles.

Apuesta de reforma a la que se suma también Ciudadanos, que ha reclamado "valentía" para cambiar la Constitución porque, como ha advertido repetidamente Albert Rivera, "o reformamos o morimos". Puesta al día que, en cualquier caso -alertan PP, PSOE y Ciudadanos- debe garantizar la unidad, la soberanía nacional y la igualdad de todos los españoles.

Mucho más allá va Podemos que apuesta por un proceso constituyente que remueva los cimientos del Estado comenzando por la Monarquía. Buena prueba fue la ausencia de Pablo Iglesias el pasado 17 de noviembre a los actos protocolarios de la apertura solemne de las Cortes presidida por el Rey.

"Nosotros no estamos aquí por ser hijos de nadie ni por tener sangre azul. Estamos en el Parlamento porque nos han votado los españoles", resumía Iglesias. 'Plante' de Pablo Iglesias que se repetirá este próximo martes en el aniversario de la Constitución, aunque acudirán en su lugar otros dirigentes de su partido como Pablo Echenique y Carolina Bescansa.

Podemos ya ha adelantado que pedirá que se reforme la Constitución para "ensanchar sus marcos" y que "quepa todo el país" y criticará a los partidos que conmemoran su aniversario pero la han convertido en "papel mojado".