La exalcaldesa de Valencia ha fallecido de un infarto en Madrid

Rita Barberá no ha podido ser reanimada por los servicios médicos, que han tratado de salvarle la vida durante más de media hora en su hotel de Madrid.

Rita Barberá, el pasado lunes, cuando acudió a declarar al juzgado
Rita Barberá, el pasado lunes, cuando acudió a declarar al juzgado
Reuters

La senadora y ex alcaldesa de Valencia Rita Barberá ha fallecido tras sufrir un infarto en un céntrico hotel de Madrid y su muerte ha suscitado un aluvión de reacciones políticas. 


Esas reacciones, más allá de pésames y condolencias, no han estado exentas de polémica entre quienes han subrayado la imputación de Barberá en un caso de corrupción y quienes han puesto el acento en el "linchamiento" político y mediático al que creen que ha sido sometida en los últimos tiempos.


Poco después de las siete de la mañana, los servicios de emergencias recibían una llamada del Hotel Villa Real, situado a escasos metros del Congreso de los Diputados, adonde acudían para atender a una mujer de 68 años que se encontraba en parada cardiorrespiratoria.


Durante más de treinta minutos los sanitarios practicaron maniobras de reanimación, si bien finalmente solo pudieron confirmar el fallecimiento.

 

Una comisión judicial ordenó el levantamiento del cadáver y su traslado al Instituto Anatómico Forense.


La noticia de la muerte de Barberá provocó retrasos en los órdenes del día de las sesiones parlamentarias y que se guardaran en ambas cámaras sendos minutos de silencio que no han estado exentos de polémica.


En el Congreso, los diputados de Unidos Podemos se han ausentado del hemiciclo, ya que, como ha explicado su líder, Pablo Iglesias, no han querido participar en un homenaje político "a una persona cuya trayectoria política ha estado marcada por la corrupción".


Esta actitud les ha supuesto críticas de otros partidos.

Sí han asistido al minuto de silencio los senadores de Podemos, no sin antes discutir su posición entre quienes apostaban por permanecer en el salón de plenos y quienes optaban por ausentarse, entre ellos el portavoz, Ramón Espinar.


Las condolencias y reacciones de todo tipo no han tardado en llegar y, así, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, visiblemente emocionado, ha lamentado el repentino fallecimiento de Barberá. "Estoy enormemente apenado", ha dicho.


El ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha encabezado las filas de quienes, de alguna manera, han relacionado el fallecimiento de la exalcaldesa de Valencia con las críticas recibidas últimamente.


Ha dicho que siente que en los últimos meses haya sufrido tanta "crítica injustificada" y se hayan dicho "tantas barbaridades" sobre ella que, ahora, "cada uno tendrá sobre su conciencia".


En la misma línea, el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, aseguraba que Barberá sufrió un "linchamiento" político y mediático, con el que se traspasaron "todas las fronteras".


"No quiero hacer responsable a nadie, pero creo que es bueno que todos hagamos una profunda reflexión sobre todo y, especialmente, sobre las exageraciones a las que llevamos a veces las acusaciones políticas", ha añadido.

 

Varios dirigentes del PP, como su secretaria general, María Dolores de Cospedal, ministra de Defensa, el titular de Interior, Juan Ignacio Zoido, o el de Fomento, Íñigo de la Serna, se han desplazado al hotel, donde también han acudido muchos senadores, con su presidente, Pío García Escudero, y el portavoz del grupo, José Manuel Barreiro, al frente. La expresidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, se ha acercado igualmente al hotel Villa Real. 


De Cospedal se ha referido a la fallecida como "una magnífica política" y "una mujer honesta".

Dirigentes de otros partidos se han sumado a las expresiones de pésame.  

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