La "alcaldesa de España" que dejó el PP investigada por la justicia

La senadora será recordada como la "eterna" alcaldesa de Valencia.

Foto archivo de Rita Barberá
Foto de archivo de Rita Barberá
Efe

Rita Barberá, durante más de dos décadas considerada la "alcaldesa de España" y referente en el PP, sorteó varias causas judiciales relacionadas con la corrupción, aunque finalmente el caso Imelsa la obligó a abandonar hace dos meses el partido que ayudó a fundar y a declarar hace dos días ante el Tribunal Supremo.


Barberá (Valencia, 1948), considerada durante muchos por los suyos icono y ejemplo de gestión municipal, ha fallecido a los 68 años, tras casi año y medio apartada de la primera línea de la política local por la debacle electoral después de casi un cuarto de siglo de alcaldesa.


Amiga personal de Mariano Rajoy, quien ha acudido a casi todas sus proclamaciones como candidata a la alcaldía, fue prácticamente el único vínculo directo de Valencia con el Gobierno de España.


Barberá poseía, según sus colaboradores, una personalidad abierta como corresponde a alguien nacido a orillas del Mediterráneo, enérgica, cautivadora y arrolladora, con gran facilidad de palabra y don de gentes y que ha dejado patente hasta el final.


Siempre discreta con sus clásicos trajes de dos piezas y sus perlas, pero fanática de la marroquinería de alto nivel y los zapatos de tacón, Barberá adoraba el rojo y se confesaba amante de la vela.


Periodista de profesión, Radio Valencia, el periódico vespertino Jornada y el periódico Levante la han visto trabajar antes de que asumiera la jefatura de prensa del Gobierno Civil en 1978 y se hiciera cargo del gabinete de la Confederación Empresarial Valenciana.


Mantenía con los periodistas un trato cercano en lo profesional y siempre les recordaba que compartían profesión pero en sus comparecencias era más contundente y arrolladora y siempre dejaba titulares impactantes.


Separada ya de Valencia, dio el salto a Madrid como senadora territorial, aunque su presencia en ese cargo, mientras le salpicaban asuntos judiciales relacionados con financiación ilegal, delito electoral o blanqueo, hacían que la oposición, incluso en su propio partido, le invitaran a dejarlo.


Finalmente, el pasado 19 de septiembre compareció para anunciar que dejaba el PP pero conservaba su escaño de senadora, lo que dejó una imagen para la posteridad sentada en las últimas filas de la Cámara Alta junto al resto de senadores no adscritos.


El desencadenante que la diluyó de su poderío político ha sido el caso Imelsa, que investiga el supuesto amaño de contratos a cambio de comisiones ilegales y el presunto blanqueo de capitales en el Ayuntamiento de Valencia, donde están investigados (imputados) todos los concejales y asesores de su última etapa como alcaldesa.


Ya tuvo que salir al paso de grabaciones de este caso que la señalarían como "la jefa" y dijo que tenía una gorra de la Policía Local donde ponía "jefa" pero que no tenía nada que ver, pese a que la oposición afirmaba que decidía hasta dónde se ponía el árbol de Navidad o el color de las plantas del Puente de las Flores.


En sus años al frente del consistorio, había logrado esquivar casos de corrupción que han afectado a dirigentes del PP, como Emarsa -sobre el saqueo en la depuradora de Valencia-, Nóos -donde estuvo a punto de ser imputada por los contratos de las cumbres Valencia Summit- y Gürtel, donde según una grabación la trama le regaló un bolso de lujo.


Después de seis legislaturas como alcaldesa de la tercera ciudad de España -las últimas cinco con mayoría absoluta-, en las que protagonizó eventos como la Copa del América o la Fórmula 1 -para la posteridad ha quedado su imagen montada en un Ferrari conducido por Francisco Camps-, en su última etapa tuvo que afrontar también el "Ritaleaks", sobre facturas de gastos "suntuarios y de lujo".


Vio la dimisión, tras ser procesado en el caso Nóos, de su número dos en la alcaldía, Alfonso Grau, se distanció de él y tuvo que afrontar las críticas por su particular uso del valenciano -el famoso 'caloret'- en la Crida de las Fallas.


Tras las elecciones municipales de 2015, Barberá no quiso quedarse en el Ayuntamiento a traspasar la vara de mando a Joan Ribó (Compromís) ni a ejercer como portavoz en la oposición; luego renunció también como diputada autonómica -era la única que había mantenido el escaño desde 1983- para ser senadora territorial en representación de la Comunitat.


Siempre ha estado ligada a la política autonómica, fue candidata a la Presidencia de la Generalitat en 1987 y estuvo al frente del grupo popular en Les Corts Valencianes entre 1987 y 1989.


Licenciada en Ciencias Políticas, Económicas y Empresariales y en Periodismo, fue miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PP desde 1993 y presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) de 1995 a 2003, además de presidir en junio de 2008 el XVI Congreso del PP celebrado en Valencia.


Cofundadora del partido en Valencia, desde que accedió como diputada en Les Corts en su primer cargo electo, Barberá vio en la política una vocación de servicio que ha plasmado en su actividad diaria desde que fue elegida alcaldesa de Valencia.


Fue el 5 de julio de 1991 en sustitución de la socialista Clementina Ródenas y aunque entonces formó gobierno de coalición con Unión Valenciana, luego ningún candidato de otros partidos pudo relevarla al frente del Ayuntamiento, donde renovó sus triunfos con mayorías absolutas hasta las últimas elecciones, en que su lista fue la más votada pero se vio desplazada del poder por un pacto de izquierdas.

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