El juez denegó 13 veces el permiso penitenciario al violador reincidente, que vuelve a prisión

Fue detenido por raptar y violar a una mujer durante un permiso de tres días, mientras cumplía condena por otra violación de 2002.

El violador Tomás Pardo ha reingresado en prisión, acusado de agredir a una mujer e intentar matarla durante un permiso penitenciario de tres días que recomendó la Generalitat y le autorizó la Audiencia de Barcelona, después de que el juez de vigilancia penitenciaria se lo denegara trece veces.


Según han informado fuentes cercanas al caso, Pardo ha ingresado en la cárcel Modelo de Barcelona, después de que el titular del juzgado de instrucción número 6 de Rubí (Barcelona), ante quien se ha negado a declarar, ha ordenado su encarcelamiento por los delitos de detención ilegal, robo con violencia, agresión sexual, asesinato en grado de tentativa, estafa y lesiones.


Pardo, que fue detenido el pasado domingo, está acusado de abordar a una mujer el sábado en Igualada (Barcelona) y trasladarla a una zona boscosa de Castellbisbal (Barcelona), donde la violó y le asestó varios navajazos en el cuello para intentar matarla.


Cuando cometió esta agresión sexual e intento de asesinato -con un gran parecido con la que perpetró en 2002 y por la que en 2005 fue condenado a 26 años de cárcel-, Pardo disfrutaba de un permiso de tres días, concedido por la consellería de Justicia y avalado por la Audiencia de Barcelona en julio pasado.


De hecho, el juez de vigilancia penitenciaria, de acuerdo con el criterio de la Fiscalía, había denegado en trece ocasiones los permisos que la Generalitat propuso para Pardo, pese a que el departamento de Justicia los recomendaba desde 2013 y le había permitido 18 salidas puntuales que no requerían autorización judicial.


Según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), la Junta de Tratamiento de la cárcel había emitido informes favorables a la concesión de permisos al recluso, aduciendo que había superado con éxito el programa de tratamiento de delincuentes sexuales, que había cambiado de conducta y que incluso trabajaba como voluntario en la Cruz Roja clasificando ropa para personas necesitadas.


El subdirector general de Rehabilitación de la Generalitat, Carles Soler, ha negado errores en la gestión de este caso, en el que la consellería de Justicia recomendó que se le concedieran los permisos al violador y ha defendido que lo que ha fallado es "la parte imprevisible que tiene la conducta humana".


Pese a los informes favorables de Justicia, el juez de vigilancia denegó los permisos de tres días solicitados por el recluso, teniendo en cuenta la "gravedad de los hechos cometidos y la lejanía de las fechas de cumplimiento", puesto que habría obtenido la libertad definitiva en 2022.


El pasado mes de febrero, la Audiencia de Barcelona estimó el recurso de la defensa del violador -pese a que previamente había rechazado otros siete- y acordó concederle los permisos que solicitaba, en una decisión que no se ejecutó hasta el pasado mes de julio, una vez se informó a la víctima de su primera violación de que saldría de prisión, tal y como establece la ley.


En su auto, la Audiencia consideraba "adecuado" que el recluso comenzara sus permisos de tres días y que haría "un buen uso" del mismo, al entender que tenía "la capacidad de identificar y detectar los factores de riesgo y evitarlos", que llevaba 11 años sin consumir drogas y que tiene una "motivación muy fuerte" por su hija de ocho años.


El tribunal basó su decisión en los informes aportados por el Departamento de Justicia, que determinó que el riesgo de que el violador reincidiera era bajo y que había "evolucionado mucho su personalidad en los últimos años", como lo prueba el hecho de que se enrolara como voluntario en la Cruz Roja, además de ser "consciente del mal que causó a las víctimas".


El auto alude a un informe de un jurista que evaluó a Tomás Pardo y que concluyó que los hechos por los que fue condenado el violador constituyeron un "episodio puntual" y que, tras el correspondiente tratamiento de rehabilitación, el preso "interiorizó el desvalor de los delitos cometidos".


El tribunal tuvo en cuenta también que el violador no había protagonizado ningún incidente durante los permisos administrativos de que disfrutó, 18 salidas de como máximo 48 horas de las que se benefició el recluso -primero acompañado, más tarde en solitario- desde el año 2015, sin que fuera necesario el aval de la justicia.


Tras reincidir el pasado sábado, la policía catalana se puso tras la pista de Pardo gracias a que su sobrino intentó sacar sin éxito dinero de un cajero automático con la tarjeta de crédito que le había sustraído a la víctima.


Al ser preguntado por este caso, el presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, se ha mostrado en Barcelona contrario a cambiar, "por un caso lamentable", las leyes que permiten a los presos disfrutar de salidas penitenciarias, ya que su objetivo es el "interés común de resocialización de delincuentes". 

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