La debacle del PSOE en Galicia y País Vasco debilita a Sánchez ante sus críticos

Ferraz admite que los resultados son "negativos" y apunta que el PSOE ha hecho campaña "en condiciones muy difíciles"

Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijoo e Iñigo Urkullu.
Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijoo e Iñigo Urkullu.

La debacle electoral sufrida este domingo por el PSOE en Galicia y el País Vasco, donde los socialistas han cosechado los peores resultados de su historia y se han visto superados por las listas de Podemos, coloca al secretario general del partido, Pedro Sánchez, en situación de extrema debilidad ante sus críticos, en un momento de tensión interna máxima.


Los dos sectores enfrentados del PSOE esperaban ansiosos el resultado de las urnas este domingo: la dirección confiaba en que, esta vez también, los sondeos errarían en sus predicciones y esperaban coger aire para defender su estrategia a nivel nacional; mientras que los críticos temían una nueva derrota que anotar en el currículum de Sánchez y apuntaban que podría ser el momento de exigir responsabilidades.


Y este domingo se han confirmado los peores pronósticos: los socialistas han obtenido sus peores resultados de la historia en Galicia y el País Vasco, con 'sorpasso' incluido, pese a que hasta el último momento Ferraz confiaba en que En Marea no se impondría al PSdG.


Sin embargo, finalmente la coalición 'morada' ha superado en más de 16.000 votos a los socialistas gallegos, aunque han empatado en escaños. Y, a su vez, se han alejado aún más del PP, que ha conseguido revalidar su mayoría absoluta, de manera que el presidente en funciones, Alberto Núñez Feijoo, seguirán gobernando sin necesidad de apoyos.


Por su parte, en el País Vasco, los socialistas han caído hasta la cuarta posición, por detrás del PNV, EH Bildu y Podemos, y tras perder siete escaños, se han quedado con nueve, los mismos que el PP. Eso sí, el PSE puede ser clave para el partido del lendakari, Iñigo Urkullu, que podría valerse de sus diputados para obtener la mayoría absoluta.


Conscientes de que era complicado mejorar los resultados, en la dirección del PSOE insistían en los últimos días en que les iría mejor que en los sondeos. Y se fijaban como meta no ser superados por En Marea en Galicia, barajando incluso opciones de gobernar si el PP no confirmaba su mayoría absoluta, y no hundirse en Euskadi, siendo clave además para la Lendakaritza.

Sánchez se ha volcado en las campañas

Para lograrlo, Sánchez se ha volcado en sus campañas, como ha hecho en todas las elecciones que el PSOE ha afrontado desde que llegó a la Secretaría General. Así, ha pasado prácticamente estas dos semanas en Galicia y el País Vasco, donde, aseguraban en su entorno, ha podido ver a la militancia muy animada.


Sin embargo, ya desde el inicio de la campaña, desde la dirección subrayaban que, fuera cual fuera, Sánchez no sería el responsable de los resultados electorales. Aunque siempre se mantuvieron escépticos con las encuestas, apuntaban que, si la hubiera, la derrota no se le podría imputar a Sánchez.


Pero este domingo el líder del PSOE ha vivido su peor noche electoral, ya que no ha logrado cumplir sus expectativas ni ha ganado a las encuestas. Al contrario que lo que sucedió en junio, cuando logró despejar el fantasma del 'sorpasso', esta vez se ha cumplido lo pronosticado por las empresas demoscópicas: las listas 'moradas' les han superado en votos.



En Euskadi ya ocurrió en las generales del pasado junio, cuando fueron seis las comunidades en las que el PSOE quedó por detrás de Podemos (Cataluña, Comunidad Valenciana, Navarra, Baleares y Comunidad de Madrid). En Galicia, el 26-J el PSOE se dejó 5.000 votos respecto a diciembre, pero ganó un punto y recuperó la segunda posición, sacándole algo más de 1.000 papeletas a En Marea.


En todo el PSOE se admitía este domingo que no eran unos buenos resultados. Mientras algunos dirigentes críticos hablaban de "desastre" y "debacle", en el entorno más próximo a Sánchez se mantenía la prudencia, pero se admitía que no eran unos buenos resultados.


El primer aviso de los críticos ha llegado de la secretaria general del PSOE de Sevilla y diputada en el Parlamento de Andalucía, Verónica Pérez, muy próxima a Susana Díaz, quien ha mostrado su "hartazgo" por los que irónicamente ha calificado como "resultados históricos" de su partido en las elecciones autonómicas de Galicia y Euskadi. "¿Y ahora qué?", ha preguntado mediante un mensaje en Twitter.

A la espera de análisis y movimientos

Así las cosas, todo apunta a que la tensión se incrementará en el PSOE en los próximos días, a la espera del análisis y los movimientos que vayan haciendo los dos sectores en las próximas horas y días. En Ferraz, el encargado de valorar los resultados ha sido el secretario de Organización, César Luena, que ha admitido que han sido "negativos" y ha apuntado que ha sido una campaña "en circunstancias muy difíciles para el PSOE".



El debate a fondo está convocado para el 1 de octubre, en un Comité Federal, pero en las últimas semanas el partido ha sido un hervidero con muchas hipótesis encima de la mesa: gestora, consulta a la militancia y congreso han estado en boca de muchos.


De hecho, el jueves pasado, fuentes de Ferraz apuntaron que Sánchez barajaba convocar el 39 congreso pendiente desde febrero, para el próximo mes de diciembre, con unas primarias el 23 de octubre, una fecha que deja poco margen de maniobra a la presidenta de Andalucía, de quien muchos esperan ahora el salto definitivo a Madrid.


El envite, que algunos dirigentes del entorno de Sánchez creen que se pondrá encima de la mesa, fue duramente rechazado por los críticos. El viernes, en una rueda de prensa conjunta, los presidentes de Aragón, Javier Lambán, y Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, avisaron de que sería una "irresponsabilidad" enfrascarse ahora en ese debate interno.


Mientras, desde Andalucía, el secretario de Política Federal del partido, Antonio Pradas, señalaba que ni siquiera contemplaba esa posibilidad y apuntaba que, si alguien lo quisiera, habría que mirar si las normas internas permiten hacerlo, ya que el Comité Federal decidió en abril posponerlo hasta que hubiera gobierno.


La bronca entre unos y otros afloró a la superficie sin ambages nada más empezar la campaña electoral, después de que el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, admitiera que llevaba casi tres meses sin hablar con Sánchez y lamentara la ausencia debate interno.


Sobre el fondo estaba su planteamiento de que el PSOE se abstenga ante el PP para evitar terceras elecciones, una posibilidad que ha planeado en el sector crítico, si bien el único que lo ha defendido públicamente ha sido el líder de los socialistas extremeños.


Pero dos días después de la queja de Vara, una ola de apoyos inundó Twitter, iniciada por un mensaje de la presidenta andaluza, a la que siguieron otros críticos, entre ellos también exdirigentes: se sumó el exsecretario general Alfredo Pérez Rubalcaba. Según decían, defendían la libertad de expresión de Vara y cargaban contra los ataques que le azotan en las redes sociales y detrás de los cuales algunos ven la mano de Ferraz.


Después de unas jornadas de calma, las tensiones han continuado y los dos sectores enfrentados anticipaban un Comité Federal duro. No obstante, nadie indica que se vaya a discutir el voto del PSOE en una futura investidura de Rajoy, a tenor del 'no' que defendieron el pasado viernes Page y Lambán, si las cosas siguen como están.


También habrá que esperar a si Sánchez mantiene su intención de retomar los contactos con Podemos y Ciudadanos para intentar una alternativa a Rajoy, para la que no contará con el apoyo de los críticos, que creen que con 85 escaños no se puede gobernar y sólo toca estar en la oposición.


La primera toma de contacto de unos y otros será este lunes, en la reunión de la Comisión Permanente de la Ejecutiva Federal, convocada para analizar estos resultados y convocar el Comité del domingo.

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