Más de mil avisos ciudadanos en 2 meses para frenar el radicalismo

'Stop Radicalismos' tiene como objetivo la prevención de extremismos y, sobre todo, el reclutamiento de yihadistas.

Dos detenidos en Barcelona por su vinculación con el aparato de reclutamiento y adoctrinamiento de la organización terrorista.
Dos detenidos en Barcelona por su vinculación con el aparato de reclutamiento y adoctrinamiento de la organización terrorista.
Efe/Toni Albir

Hace algo más de dos meses que el Ministerio del Interior puso en marcha "Stop radicalismos", una iniciativa que, entre otros objetivos, persigue la implicación de los ciudadanos para avisar de posibles casos de radicalización. De momento está teniendo éxito y ha recibido ya 1.030 comunicaciones.


Así lo han explicado responsables del Centro de Coordinación de Información sobre Radicalización (CCIR), la sala de recepción de esas comunicaciones dependiente del Centro de Inteligencia Contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), atendida las 24 horas del día por personal cualificado.


Con un promedio de 14 comunicaciones diarias, los responsables del CCIR consideran esta cifra "bastante positiva", como demuestra además que la mitad de ellas, unas 500, fueron valoradas de interés por los expertos del centro de coordinación.


Incluido en el Plan Estratégico Nacional de Lucha contra la Radicalización Violenta, que se empezó a diseñar con el Gobierno socialista pero que empujó el del PP bajo la dirección del Ministerio que dirige Jorge Fernández Díaz, "Stop Radicalismos" tiene como objetivo la prevención de extremismos y, sobre todo, el reclutamiento de yihadistas.


Fernández Díaz lo presentó en Bruselas el 4 de diciembre, donde tuvo una buena acogida, y empezó a funcionar con una página web, www.stop-radicalismos.es, que incluye un formulario; un correo electrónico, stop-radicalismos@interior.es; un teléfono gratuito, 900 822 066, que en breve quedará reducido a las tres últimas cifras; y un botón Stop radicalismos en la aplicación para móviles Alertcops.


Ha sido el formulario vía web, según los datos facilitados por el centro, la herramienta más utilizada hasta ahora, con un 43% de las comunicaciones ciudadanas recibidas, por delante del teléfono de la línea 900, con un 38%.

Y del medio centenar de comunicaciones que los especialistas han considerado de interés, el 77% contenían datos susceptibles de explotación policial y, por tanto, fueron remitidos a las fuerzas de seguridad. Cuatro de ellas fueron consideradas críticas y derivadas inmediatamente a la Policía y la Guardia Civil.


El 27% de las comunicaciones recibidas tiene con ver con los signos de radicalización por cambios de conductas y comportamientos que observan los ciudadanos en su entorno; el 15%, con centros de culto "ilegales"; el 12%, con problemas de convivencia; el 11% con menores y/o ausencia o desaparición de éstos; y un 4% con posibles combatientes que han podido viajar a lugares de conflicto.


Los responsables del CCIR resaltan el importante número de comunicaciones referidas a menores radicalizados y subrayan que a veces son los propios alumnos los que realizan los avisos.


Entre las comunicaciones recibidas, resaltan las que avisaban de dos jóvenes que al cumplir la mayoría de edad se sacaron el pasaporte, recaudaron dinero y manifestaron a gente de su entorno que se irían a combatir.


Generalmente, los comunicantes son españoles, aunque se ha detectado que un 3% puede tener procedencia árabe.


Respecto a la distribución geográfica de las comunicaciones recibidas, los responsables del CCIR indican que el 19% proceden de Madrid y un 14% de Barcelona. Junto a ellas sobresalen las de la zona costera mediterránea -de Cádiz a Gerona-, con casi un 35%. Un mapa que da idea de las posibles zonas de radicalización.


"La gente tiene buen ojo", dicen los responsables de "Stop Radicalismos", quienes creen que tanto cuantitativa como cualitativamente, el resultado está "bastante bien", hasta el punto de que algunas llamadas han "acertado" en datos que coinciden con operaciones policiales abiertas.


Aunque el plan es para prevenir cualquier tipo de radicalización, lo cierto es que las comunicaciones se centran fundamentalmente en el yihadismo.


Y una mayoría de los ciudadanos se comunica con el centro por una de esas cuatro vías sin miedo alguno; incluso quieren aportar sus datos personales -no es obligatorio- y no les importa que se vuelva a contactar con ellos en caso de que sea necesario.


Incluso, explican estos especialistas, algunos llegan a hacer su "propia investigación" del caso del que alertan.


Otros comunicantes llaman muy alertados por esa "inseguridad subjetiva" que genera el terrorismo yihadista, por lo que los agentes que les atienden añaden a su labor la de tranquilizarles.


El plan, el más completo de Europa, está suscitando mucho interés entre los países comunitarios, y eso que aún no se ha desplegado del todo. En breve se pondrá en marcha otra fase que incluirá a todos los agentes sociales, desde la educación, la salud, los ayuntamientos..., para que contribuyan a frenar la radicalización.

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